alvaro delgado
México, D.F., 19 de mayo (apro).- La corrupción y la pobreza son las enfermedades nacionales más graves de México, pero están acompañadas por la simulación, la mentira y la impunidad, que degradan sobre todo si, como es el caso, son alentadas desde el poder público.
No hace mucho, a final de su sexenio y en el marco del proceso electoral sucesorio, Vicente Fox proclamaba la eficacia de su gobierno en todos los ámbitos, entre ellos la generación de empleos y el combate al narcotráfico.
Para amplios sectores de la sociedad, los que jamás creyeron la demagogia del ranchero ladino y ladrón, eran mentiras que pronto encontraron confirmación nada menos que en sus propios compañeros de partido: Fue Felipe Calderón, y la facción que lo impuso en el gobierno, los que exhibieron que el desempleo y el crimen organizado florecieron con Fox, a quien sin embargo se ha solapado por un pacto de mafia.
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