viernes, 12 de septiembre de 2008

Conjeturas

Por Alvaro Cepeda Neri

Hidalgo y la actualidad del Grito de Dolores
Los presidentes en turno, cuando menos desde Porfirio Díaz, han ido enmendándole la página al Grito de Miguel Hidalgo y Costilla, respecto a las cinco frases con que en 1810 convocó a la Revolución de Independencia, cuyo bicentenario celebrará la derecha mexicana de ahora y que hace dos siglos combatió a muerte al Padre de la Patria, hasta degollarlo y exhibir su cabeza en la plaza pública.
La madrugada del 17 de septiembre, Hidalgo pronuncia su arenga, de la que hay dos versiones (ver el libro de Fernando Serrano Migallón: El Grito de Independencia. Miguel Angel Porrúa, editor). Ambas tienen una pequeña variante, pero coinciden en lo fundamental.

Una de ellas a la letra dice: “¡Mueran los gachupines!/ Muera el mal gobierno!/ ¡Viva Fernando VII!/ ¡Viva la América libre!/ ¡Viva la Virgen de Guadalupe!/”. La segunda versión: “¡Viva la Religión!/ ¡Viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe!/ ¡Viva Fernando VII!/ ¡Viva la América!/ ¡Muera el mal gobierno!”.
Se mantiene lo de: Muera el mal gobierno, la causa política fundamental y constante de los mexicanos, en la Revolución Liberal de 1857 y el origen de la Revolución Democrática de 1910. En las que permanece un factor común: el republicanismo. Y todas ellas fueron interrumpidas. Revoluciones inconclusas, en los términos del sociólogo Orlando Fals Borda.
Para el retrato de cuerpo entero que más se ha popularizado de Hidalgo, posó el médico de Maximiliano (ojos azules, alto blanco, etc.), ya que no había nada al respecto y algunos lo describían como un hombre mestizo, de baja estatura, robusto, de sombrero: un párroco de pueblo de lecturas más allá de la Biblia y enterado de los acontecimientos sociales, económicos y políticos de España, Francia y noticias del continente americano.
La investigación del Ministro Genaro Góngora Pimentel (que no consultaron los de la idea del robot, como nos informa Dora Luz Haw, en Reforma: 2/IX/08) es verídica.
Desde Guadalupe Victoria (pseudónimo de José Miguel Adaucto Fernández y Félix), los presidentes han celebrado el Grito; pero, hasta el Centenario, Porfirio pronuncia, con las once campanadas desde el balcón de Palacio frases para recordarlo. Y así sucesivamente hasta la fecha.
Cada presidente modifica el contenido del Grito, para satisfacer sus intereses, alabar a su héroe y olvidar, de plano, lo de “¡Muera el mal gobierno!” y que es la frase, tras tanto presidente del montón que hemos padecido, que mantiene su vigencia. No hemos podido tener y menos elegir a un hombre de Estado, capaz de imprimirle un viraje histórico a la Nación para gobernar en beneficio de los mexicanos, como exige la Constitución de 1917 que reformó a la de 1857.
Podrán los que en los estados, municipios y la capital del país, recordar el Grito de Hidalgo, pero aunque ya no griten aquello de “¡Muera el mal gobierno!, esta frase lapidaria mantiene su vigencia. Es la crítica y reclamo de los mexicanos dos siglos después de aquel 15 de septiembre de 1810.
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