Para Radio Amlo.
Envío a ustedes, algo acerca de él.
Atte.
gesuaga
Don Juventino Castro y Castro, un gran hombre, de esos jurisconsultos que le dan valor a la justicia, dice: "Mi llama -ya de por sí tan tenue- se apaga; encomiendo mis esperanzas en aquellos que creen que vale la pena luchar por la patria". Triste y comprometedora para generaciones que deben tomar la estafeta. Hombres que ocupen los lugares y que efectivamente luchen por la patria. Gran escrito el que mandó a Milenio, con el título "México se nos escapa de las manos"; son tesis de lucha. Quizá en mi caso lo decepcioné, pero trataré de que aún me considere, aunque sea un poco, su amigo. Le puedo decir que a pesar del tiempo, uno puede cambiar, y si, es así, "cambia México".
La llama de Othón Salazar, tenue, se encuentra en Tlapa, junto a los suyos; empieza a decaer físicamente una figura histórica de la lucha magisterial, con contenido y no sólo de plazas. El gran orador está esperando frente al patio, donde está una instalación de luz solar, un tanque de agua y donde se ve el camino para Alcozauca, su municipio. Se ve a sus indígenas caminar, como cada año, rumbo al norte del país, e incluso hasta Nueva York; llevan sus animalitos para irlos vendiendo y poder seguir su camino. Algunos de ellos no volverán. La montaña roja, de las regiones más pobres, quizá no vuelva a oír las arengas de un maestro.
Ninel, su hija, nos dice que fue el sacerdote a hablar con él. Ninel, que al revés dice Lenin, es también de lucha, alejados del PRD, pero siempre parte del Partido Comunista Mexicano, Socialista de México, diputado en 1979, en la primera elección de la reforma electoral de 1977, candidato a gobernador. La izquierda en el PRD nunca lo atendió, ni le permitieron tener un lugar; ni falta le hizo, él siguió luchando. Tiene su medalla Sentimientos de la Nación, dada por la Cámara de Diputados. Aunque la mezquindad hizo que algunos diputados del PRD votaran en contra.
Ojalá llegue a tiempo para verlo, quizás ya no, porque su mente está alejada. De esos hombres templados, que no vivieron en las opulencias. Apenas tenía para tomar su camión e ir a la Costa Grande, Tierra Caliente, Costa Chica, a la Ciudad de México. Un hombre que luchó para que la democracia llegara, e incluso la izquierda gobernara -paradójico, gobiernos estatales del PRD, integrantes de lo que fue el Partido Comunista Mexicano, gobernaron y lo dejaron solo-. Decenas de diputados y senadores, cientos de regidores, y él apenas tenía para su camión, para su ropa y comida. Siempre vestido con sus trajes o camisolas de campaña que mostraban el tiempo y lo mezquino de la izquierda y de los que se decían sus compañeros. Siento que yo también lo dejé solo.
Eso sí, muchos estarán listos para "rendirle" homenaje, para la foto y hablar maravillas. Pero aún está ahí, en su casa, rodeado de la naturaleza que ama.
México se nos escapa de las manos, y la izquierda o los progresistas no tenemos líneas de acción para evitarlo; el movimiento de AMLO es muy personal y de respuestas sin rumbo, más que el 2012.
Don Juventino tiene razón, hay que cambiar la cultura viciada que se tiene, tenemos. Othón Salazar está en Tlapa esperando y olvidado por la fuerza de la que fue pilar para su existencia.
El pasado primero de diciembre se le rindió homenaje a Gilberto Rincón Gallardo en el Alcázar del Castillo de Chapultepec. Estuvimos pocos de los que lo acompañamos en los partidos Comunista, Socialista Unificado, Mexicano y de la Revolución Democrática. Algunos de los que estuvieron en México Posible, Socialdemócrata de la Rosa, en sus luchas contra la discriminación, llenaron el lugar, y en especial, valorar la presencia de Margarita Zavala como presidenta del DIF y de Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Desarrollo Social, en representación del presidente Felipe Calderón. Emotivo y bien organizado por Abel Alcántara; ahí Silvia Pavón, sus hijos Lídice y Martín, sus nietos, en especial el pianista Gilberto Rodríguez, recibieron el cariño.
"Conformar un proyecto que haga conciencia de que nuestra destruida patria se nos diluye de las manos, y que intente la recuperación del país". Don Juventino