lunes, 10 de agosto de 2009

Crimen y castigo

Jacobo Zabludovsky

Se equivocan.

Fue esa la frase final de mi Bucareli de la semana pasada. Con ella inicio éste, después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló el jueves lo escrito y coincidió conmigo en que se equivocaron quienes, faltos de sensibilidad humana y política, que no siempre van juntas, quisieron enterrar en las tumbas de los 49 niños quemados vivos sus negocios causantes de la tragedia.

Movieron todos los hilos, unos para cerrar la boca de sus marionetas y otros para abrírselas. Intentaron, por una parte, que no se hablara del asunto (“bájale, manito”), y, por la otra, distorsionar la realidad: la víspera, qué casualidad, del dictamen de la SCJN, el director del Seguro Social dio a conocer el resultado de una encuesta sobre guarderías y descubrió que 88% de padres consultados están encantados y confiados en ellas. No es ese el problema, sino cómo se otorgaron, a quién y por qué, y quién supervisó y aprobó la guardería de la tragedia. Pero se trataba de distraer y para eso sirven las empresas encuestadoras, las mismas que días antes del 5 de julio daban el triunfo al PAN y el campeonato del apoyo popular a su miembro más destacado. Para eso están y de eso viven. Y se echó a andar el carrusel de los noticiarios para divulgar las cifras de la encuesta. No aprenden.
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