Con un día de por medio, el Zócalo fue escenario de dos estados de ánimo para conmemorar un mismo evento: los 99 años de la Revolución Mexicana. Uno fue el desfile militar oficial del sábado. Desairado, desangelado, frío y con una duración récord de 23 minutos. Sin rechiflas colectivas ciertamente, pero también sin ánimo. La sensación fueron unos paracaidistas, según las crónicas. No los paracaidistas políticos apostados en los balcones de Palacio, sino los militares que tocaron tierra en la plancha del Zócalo.
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