lunes, 26 de abril de 2010

Lecciones de valor


Por Sam Fouilloux

El gobierno calderonista de facto se ha caracterizado, entre otras tantas monerías, no sólo por haber gestado la peor crisis económica de la historia de nuestro país, sino también por haber desatado la más cruenta ola de violencia, pomposamente llamada “guerra contra el narco”, que los habitantes de este sufrido país hayan atestiguado y que los ha llevado, si hay posibilidades económicas, a emigrar, o, si se trata de la clase más vulnerable del país, a esperar que la suerte les favorezca y no se encuentren nunca con una bala perdida ni con la incompetencia de los esbirros del gobierno.

Sin embargo, en medio de esta problemática que ha vuelto al país en una verdadera tierra sin ley tenemos, por suerte, algunos ejemplos de “esplendorosa valentía”, como es el caso del Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, que manifestó no sólo sentirse a salvo de la violencia que impera en el país, sino que, como orgulloso pavorreal y sin haber estado nunca en medio de una de estas situaciones que han cobrado innumerables vidas, consideró que este sentimiento es producto de ponerse “enfrente”. ¿Enfrente de qué?

Ya fuera que las palabras de Gómez Mont fueron producto del desvarío o de la burla, lejos de fingir audacia o temple pues su persona está ya muy desacreditada por sus comentarios insensibles y moralinos, sí indican, por el contrario, que aunque el país está escaso de liderazgo, igualdad y justicia, sí tiene, en abundancia, palabrería, ineficiencia y desfachatez por parte de él y de la cúpula trepadora que usurpa el poder.

Las declaraciones del Secretario de Gobernación son muy lamentables, pues en estos momentos en que el país se desangra por una guerra inventada y equiparada mediáticamente con el terrorismo, los funcionarios gubernamentales, aún si son de facto, debieran demostrar algo más de respeto y sobriedad al hablar de un asunto que ha costado la vida de niños, adolescentes y padres inocentes; bajas colaterales dice la versión oficial.

Si por infinita fortuna los usurpadores tuvieran un poco de vergüenza, no veríamos a Gómez Mont pedir a los vivos “redoblar valentía y sacrificio”, ni se preguntaría cuánto más nos costará esa “lucha”, puesto que sabe bien que el costo de la cerrazón calderonista serán las muertes de más civiles víctimas de la casualidad y de periodistas que por ejercer su oficio son silenciados. ¿Qué le importa a Gómez Mont o al resto de la oligarquía unos cuantos pobretones muertos?, ellos seguirán viajando en vehículos blindados, protegiéndose con montonales de guaruras, saqueando al país y beneficiándose económicamente de la fuerza de trabajo del pueblo mexicano.

Al final, las vidas que se han perdido sí deben significar mucho para nosotros, pues nos indican que nuestra sociedad está siendo tristemente depredada por un minúsculo grupo de privilegiados sin identidad ni arraigo que además ostentan falsa probidad y valentía. Terminar con esto es esencial.