'Fotografía: Tove Heiskel y Mauricio Palos
Cerro de San Pedro, SLP, Mexico.
Aunque las vetas de oro y plata del cerro de San Pedro están agotadas, en 1992 se reformó la ley para favorecer proyectos de minería a cielo abierto de compañías transnacionales. Cada día se usan 20 toneladas de explosivos para triturar literalmente las montañas; extendidos los materiales en inmensas terrazas de lixiviación, se riegan con 32 millones de litros de agua y 16 toneladas de cianuro para obtener medio gramo de oro por tonelada. El agua, cargada con tóxicos y metales pesados, se almacena en balsas que acaban contaminando arroyos y acuíferos. Así, en medio de un paisaje arrasado, crece la incidencia de enfermedades crónicas degenerativas.
Aunque en 2004 la justicia anuló los permisos en forma definitiva, en 2007 la empresa canadiense New Gold inició la explotación de dos montañas históricas, en el municipio de Cerro de San Pedro, dañando edificios históricos del siglo XVI, y poniendo en riesgo la salud de 1.300.000 personas en el valle de San Luis Potosí, a sólo 5 km. Recientemente, con una población dividida por mentiras, compra de voluntades y amenazas, los opositores han vuelto a triunfar en los tribunales con la ratificación de la sentencia de suspensión definitiva de permisos y de toda actividad de la empresa New Gold Minera San Xavier, ni siquiera en forma condicionada.
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