lunes, 13 de diciembre de 2010

Los cárteles de Televisa y del narcotráfico

Álvaro Cepeda Neri

Los poderes fácticos, como Televisa y las delincuencias –como expresión de cárteles con sobrado poder económico y capaces de maniobrar políticamente para disputarle al Estado constitucional su poder y competencia legal sobre el territorio– prácticamente se han impuesto sobre las instituciones legítimas, constituyéndose en abiertas rebeliones para establecer, con sus golpismos, gobiernos contrarios al estado de derecho. Ni la militarización (la otra cara de otro posible golpe de Estado si los políticos del Partido Acción Nacional, como van, siguen tan ineficaces generando ingobernabilidad y crisis de desastres económicos y sociales) ha podido neutralizar la violencia que se ha generalizado en casi todas las 32 entidades de un federalismo cuestionado por las incapacidades de sus gobernadores y presidentes municipales, al que quieren someter con la policía única que nos hará regresar al centralismo del Estado unitario.

El artículo 136 constitucional sólo plantea como solución que el pueblo restablezca el orden constitucional, cuyo relajamiento (Daniel Cosío Villegas, “La república restaurada”, en la Historia moderna de México: vida política) ya llegó a tal grado que ni los presidentes municipales ni los gobernadores, ni el presidente de la república ni los jueces de los poderes judiciales de los estados ni del Federal respetan, ya que todos ellos constantemente pasan por encima y pisotean la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las constituciones estatales y sus leyes reglamentarias. Los amparos y las suspensiones no se acatan. Cada gobernante no las obedece y, mucho menos, las cumplen, en lo que ya es un desorden, una rebelión que ha interrumpido la observancia de la ley.
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