Comparto lo que sucedió a un joven estudiante que vivió la siguiente experiencia regresando de viaje del estado de Hidalgo.
De hecho, es un compañero cercano a varios de nosotros.
Cito textual su testimonio:
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* El colofón: dos puntos importantísimos:
1) Afortundamente no pasó a mayores, pero imagino que otros jóvenes no tan afortunados terminan saliendo en los medios amarillistas del sistema como 'capturados por peligrosos integrantes de tal o cual cartel'.
2) Si de por sí, esta crisis de violencia tiene a gran parte de la sociedad en jaque, no se puede permitir que se le otorguen más libertades al ejército y milicia.
Pareciera que, con cada día que pasa, nos acercamos a un verdadero estado de sitio y saco a colación lo siguiente: mientras en toda convocatoria para manifestarnos en contra de todo tipo de violentación a la vida y a otros derechos, existan mexicanos que sigan sectarizando en una desinformada e inmadura actitud de 'tú no juegas, busca tu espacio y tu propia manifestación', éstas agresiones seguirán sucediendo y quedando impunes.
Señores: UNIDAD... pero no solo de dientes para afuera, aplicarlo en los hechos nos beneficiará a todos.
De hecho, es un compañero cercano a varios de nosotros.
Cito textual su testimonio:
El día de ayer, martes 19 de Abril, mientras regresaba de vacaciones, unos policías que estaban haciendo un retén detuvieron el camión en el que iba, aproximadamente por Ciudad Satélite, Estado de México.
Al subirse al camión los policías dieron la orden de que todos los hombres se bajaran con sus pertenencias en la mano, y que la mujeres se podían quedar en su lugar sin ningún problema. Al bajar del camión solo revisaron de vista las mochilas: como iban revisando les dijeron que se subieran al camión. Cuando pasé yo me dieron la orden de que me separara del camión y me fuera a una esquina, a mí no me quedaba de otra que obedecer y seguirles la corriente. Al estar en la esquina arriba de la banqueta tres policías de la Agencia de Seguridad Estatal (edomex) ASE, me revisaron toda mi mochila: mi libreta, mis credenciales, mi ropa que llevaba guardada, revisaron mi dinero y mi celular. Después de haber revisado mi mochila me dijeron que me quitara las botas que llevaba quitándoles las plantillas y el soporte, después fueron los calcetines, le quitaron el dobladillo a mi pantalón y por último revisaron mi cabello. Antes de soltarme me dijeron: 'mira cabrón dinos si traes algo que te comprometa, si te encontramos algo te va cargar la chingada' y les dije que no, en ese momento me dejaron ir.
No me quitaron ninguna pertenencia, pero es una violación a la integridad humana...
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* El colofón: dos puntos importantísimos:
1) Afortundamente no pasó a mayores, pero imagino que otros jóvenes no tan afortunados terminan saliendo en los medios amarillistas del sistema como 'capturados por peligrosos integrantes de tal o cual cartel'.
2) Si de por sí, esta crisis de violencia tiene a gran parte de la sociedad en jaque, no se puede permitir que se le otorguen más libertades al ejército y milicia.
Pareciera que, con cada día que pasa, nos acercamos a un verdadero estado de sitio y saco a colación lo siguiente: mientras en toda convocatoria para manifestarnos en contra de todo tipo de violentación a la vida y a otros derechos, existan mexicanos que sigan sectarizando en una desinformada e inmadura actitud de 'tú no juegas, busca tu espacio y tu propia manifestación', éstas agresiones seguirán sucediendo y quedando impunes.
Señores: UNIDAD... pero no solo de dientes para afuera, aplicarlo en los hechos nos beneficiará a todos.
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