sábado, 30 de junio de 2012

Estela de muerte y corrupción deja en Colombia el general Naranjo

Basada en corrupción y mentiras, la historia del colombiano Óscar Naranjo
  • Asesinato y nexos con el narco, delitos imputados al policía
  • Producto de exportación de EU para países del subcontinente
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Paquetes de droga confiscados en Cali, ColombiaFoto Reuters
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Soldados de Venezuela patrullan la zona aledaña a una pista de aterrizaje clandestina, localizada en el estado de Apure, zona fonteriza con ColombiaFoto Reuters
Carlos Fazio
Periódico La Jornada
Sábado 30 de junio de 2012, p. 2
El general colombiano Óscar Naranjo (Bogotá, 1956) es un fiasco; un ídolo con pies de barro que se ha fabricado una historia con base en mentiras y falsedades.

Durante más de tres décadas formó parte de un macropoder, la Policía Nacional de Colombia, que a partir de una estructura militar –de ahí su rango de general de cuatro estrellas– opera institucionalmente como verdadero paraejército u organismo paramilitar compuesto por 167 mil efectivos. Graduado en montajes mediáticos y otros trucos sucios, Naranjo, hombre de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA) y producto de exportación de Washington para el subcontinente, tiene una orden de arresto por asesinato, girada por un tribunal de Sucumbíos, Ecuador, y ha sido incriminado por sus nexos con el ex capo del Norte del Valle, Wílber Varela, en el juicio que se ventila actualmente en la corte del distrito Este de Virginia, Estados Unidos.

Desde los sótanos de los servicios de inteligencia de la Policía Nacional, Naranjo es uno de los arquitectos de la actual narcodemocracia colombiana. En los años 90, a la sombra de su mentor, el general Rosso José Serrano –inventor del mito sobre el mejor policía del mundo–, el entonces coronel Naranjo logró sobrevivir con habilidad a sucesivas purgas en una institución signada por corrupción, robo, malversaciones, dádivas, lujos, montajes y falsedades. Sus habilidades tienen que ver con su cargo como jefe de la Central de Inteligencia de la Policía (Cipol), y con su principal especialidad, las chuzadas telefónicas, como se conocen la intercepción y grabación ilegal y clandestina de comunicaciones y conversaciones de ministros, militares, magistrados, fiscales, políticos, empresarios y traficantes de droga.

Junto con los narcogenerales Rosso Serrano y Leonardo Gallego, Naranjo formó parte del llamado trío de oro del presidente Ernesto Samper Pizano (1994-1998). Pero ya antes, las hazañas del trío habían sido posicionadas mediáticamente por sus manejadores externos en la DEA, la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), la central de inteligencia estadunidense (CIA, por sus siglas en el mismo idioma) y la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos. La fama pública les llegó cuando integraron la cúpula del llamado Bloque de Búsqueda, una unidad especializada de la Policía Nacional cuya misión fue encontrar y eliminar al traficante de drogas Pablo Escobar. La unidad recibió millonarias contribuciones secretas y asistencia tecnológica, militar y estratégica in situ de las agencias de seguridad estadunidenses, que reditaron en Colombia viejas modalidades de las guerras sucias de contrainsurgencia en Vietnam, Argentina, Uruguay, El Salvador y Guatemala. En particular, la creación del escuadrón de la muerte Los Pepes, encabezado por Fidel Castaño, hermano del líder paramilitar Carlos Castaño, en cuyo establecimiento, capacitación y apoyo jugó un papel principal la CIA.

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