martes, 4 de septiembre de 2012

La alternancia mafiosa

Pedro Miguel

No sorprende demasiado la revelación de que en 2006 Felipe Calderón pactó con el PRI la devolución de la Presidencia a ese partido en la persona de Peña Nieto (La Jornada, 3/9/12).

El dato es consistente con la relación de mutuo beneficio entablada entre Acción Nacional y el tricolor desde 1988, cuando Salinas pudo consumar la usurpación gracias al reconocimiento de los legisladores panistas. En los seis años siguientes habrían de venir las concertacesiones, es decir, las entregas de gubernaturas estatales, al margen de las urnas, a militantes del blanquiazul; el estreno de un panista en el gabinete presidencial (Antonio Lozano Gracia, 1994); la tersa sucesión Zedillo-Fox en 2000; el respaldo de los priístas a la imposición de Calderón tras el fraude de 2006 (ahora ya sabemos con nitidez a cambio de qué) y, en el año presente, la aquiescencia del calderonato y del panismo a una elección inmunda, a la legalización de la inmundicia por el Tribunal Electoral y, seguramente, si es que el resto del país la aguanta, a una toma de posesión moralmente inviable, el próximo 1° de diciembre.

La convivencia entre los dos partidos es, pues, un hecho sostenido que dura ya 24 años y que ha llevado a la sociedad a bautizar a ese régimen bicápite con un apelativo evidente: el PRIAN. El PRIAN no es únicamente, desde luego, una alianza política inconfesable sino, antes que eso, un acuerdo de estrategia económica y de sometimiento a las directrices provenientes de Estados Unidos. El PRIAN es la garantía de continuidad del modelo neoliberal, el cual requiere de gobiernos autoritarios, resueltos a violentar las leyes y los derechos y blindados y excluyentes en el ejercicio del poder.

Lo sorprendente, en todo caso, es que la existencia de ese pacto mafioso para una alternancia bipartidista antidemocrática sea tan conocido entre cuadros panistas y que éstos, conociéndolo, no lo hayan denunciado de manera pública y, en algunos casos, se hayan prestado a participar en una campaña presidencial –la de Josefina Vázquez Mota– que, a la luz de este acuerdo, fue una mera simulación.

Ver mas


Síguenos en twitter @radioamlo