Una detallada revisión de las estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública –es decir, de las cifras oficiales– basta para demostrar la falsedad de la propaganda del gobierno federal: la muerte o la detención de capos como Heriberto Lazcano y la larga lista de “los más buscados” no desembocó en la pacificación de sus zonas de operación, sino que incrementó la violencia, particularmente los delitos de alto impacto. Como estrategia de seguridad, es incluso contraproducente.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Con la presunta muerte de Heriberto Lazcano Lazcano, líder de Los Zetas, el presidente Felipe Calderón presumió que 25 de los 37 criminales más buscados en el país han sido abatidos o detenidos durante su gobierno. Según él, un éxito de su “estrategia de seguridad”.
El martes 9, durante un acto en Lerma, Guanajuato, Calderón felicitó a la Armada de México por abatir a Lazcano y afirmó, como lo hizo en su mensaje por el VI informe de gobierno, que “ahora las organizaciones criminales registran un proceso de debilitamiento, contrario al que se registraba al inicio de esta administración, prueba de ello son las constantes capturas de líderes altos y medios, de todas las organizaciones criminales”.
Pero las propias cifras oficiales lo desmienten. Un seguimiento de las estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) muestra que la incidencia delictiva en el país aumentó desde que Calderón asumió el poder y declaró su “guerra” al narco, que luego rebautizaría como “estrategia de seguridad”.
Durante el primer año de gobierno de Calderón, es decir, entre el 1 de diciembre de 2006 y el mismo día de 2007, se registraron en el país 1 millón 581 mil 215 delitos, esto es 113 mil 517 más que de 2005 a 2006.
Durante 2007 se denunciaron 1 millón 587 mil 30 delitos del fuero común; en 2008 fueron 1 millón 627 mil 371; en 2009, 1 millón 665 mil 792; en 2010, 1 millón 704 mil 99; y en 2011, 1 millón 604 mil.
Hasta octubre de 2012, la estadística oficial registraba 1 millón 115 mil 992 delitos del fuero común. La tendencia parece revertirse únicamente en los últimos dos años.
Pero en una revisión pormenorizada de los llamados delitos de alto impacto, como secuestro y homicidio, la realidad es otra:
En 2004 se reportaron 26 mil 530 homicidios y 323 secuestros; en 2005, los homicidios disminuyeron a 25 mil 780 y los secuestros subieron a 325. Para 2006 hubo un incremento de homicidios, a 27 mil 552, en tanto que los secuestros se duplicaron, al llegar a 733.
El aumento grave de homicidios empezó a registrarse a partir del arranque del gobierno: en 2007 hubo 25 mil 133 homicidios; en 2008, 27 mil 759; en 2009, 31 mil 546; en 2010, 35 mil 794; en 2011, 37 mil 409, y hasta agosto de 2012 sumaban 24 mil 308.
Los secuestros también aumentaron: en 2007 fueron 438; en 2008, 907; en 2009 se registraron mil 162; en 2010, mil 236; en 2011, mil 344, y hasta agosto de 2012 iban ya 809.
La “guerra” al consumo
La estadística del SNSP también desmiente a Calderón en cuanto a los delitos federales, pues demuestra que se concentró en perseguir a consumidores de drogas y no a los narcotraficantes.
En 2007 el Ministerio Público federal conoció 71 mil 511 casos de posesión de droga y 44 mil 170 de consumo, mientras que sólo se integraron 5 mil 660 expedientes por comercialización de drogas. Sumando los delitos de operación del narco (comercio, suministro, producción, tráfico y transporte), ese año apenas se abrieron 8 mil 144 expedientes.
Los expedientes por posesión y consumo en 2008 fueron 74 mil 10, mientras que por operaciones del narco se integraron 6 mil 432.
En 2009 fueron 67 mil 565 casos de posesión y consumo frente a 5 mil 966 de operaciones; en 2010, 53 mil 757 frente a 4 mil 964; en 2011, 41 mil 591 frente a 4 mil 16. Y hasta agosto de 2012 (la estadística ya no refleja denuncias por consumo) van 17 mil 269 denuncias por posesión de droga, frente a 2 mil 850 casos de operaciones del narco.
Mientras iba en aumento la violencia, reflejada en los índices de homicidio, secuestro y lesiones que atiende el fuero común, las pesquisas contra las operaciones de los cárteles eran escasas y disminuyeron año con año, de 7 mil 680 expedientes abiertos en 2006, a unos 3 mil con los que concluirá 2012.
Los más buscados
En marzo de 2009, el gobierno de Felipe Calderón difundió, en el portal de la Procuraduría General de la República (PGR), la lista de los 37 criminales más buscados del país. Con la supuesta muerte de Heriberto Lazcano, suman 25 los detenidos o muertos de esa lista.
Sin embargo, la revisión de la estadística muestra que dichas muertes y capturas, lejos de resolver la problemática de inseguridad y violencia, la exacerban.
Por ejemplo, el 21 de enero de 2008 fue detenido en Culiacán, Sinaloa, Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo. Su captura, muy publicitada por el gobierno federal, provocó que sus hermanos (Marcos Arturo, Héctor y Mario) se separaran del Cártel de Sinaloa, que dirige Joaquín Guzmán, El Chapo.
El año anterior a la captura de El Mochomo, Sinaloa registró 741 asesinatos con armas de fuego y 226 heridos de bala, así como 15 secuestros en total y se contabilizaron 10 robos bancarios.
En el año siguiente a la detención de Alfredo Beltrán, la cifra de homicidios por arma de fuego subió a 960 y el de heridos de bala descendió a 187. También los secuestros bajaron a 12, pero el robo a bancos se disparó a más de 1000%, con 117.
El Cártel de Sinaloa y los hermanos Beltrán tenían una fuerte presencia en Durango. Ahí, en 2007 se registraron 250 homicidios dolosos, de los cuales 173 se cometieron con armas de fuego y hubo 257 heridos de bala. Al año siguiente fueron 430 asesinatos, 317 con armas de fuego. Y mientras en 2007 se denunciaron tres secuestros, en 2008 fueron cinco.
Un fenómeno parecido se desató con la detención, el 22 de octubre de 2008, de Jesús Zambada, miembro del Cártel de Sinaloa. En noviembre y diciembre siguientes se registraron en Durango 318 asesinatos con armas de fuego, cuando en los mismos meses del año anterior se informó de sólo 124.
El 16 de diciembre de 2009 Marcos Arturo Beltrán Leyva fue abatido en Cuernavaca por efectivos de la Armada de México. Su muerte impactó en varios estados. En el caso de Morelos, la violencia aumentó: durante 2009 se registraron 317 homicidios dolosos, de los cuales 178 se perpetraron con armas de fuego; en el año siguiente la situación empeoró.
2010 fue un año fatídico para los Beltrán Leyva y los grupos que se desprendieron de ellos, pues sus antiguos lugartenientes fueron detenidos. El primero en caer fue José Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio, capturado el 21 de abril. El 30 de agosto fue aprehendido Édgar Valdez Villarreal, La Barbie; y el 12 de septiembre, Sergio Villarreal, El Grande.
Los mencionados capos se disputaban el control de Morelos y Guerrero tras el fallecimiento de Arturo Beltrán.
La captura de los capos no varió la incidencia de los delitos de alto impacto en Morelos: durante 2010 hubo 559 homicidios dolosos y 28 secuestros; en 2011, tras las detenciones, se registraron 556 homicidios dolosos y 26 secuestros. En Guerrero fue peor: en 2010 hubo 509 homicidios dolosos y 43 secuestros, mientras que en 2011 fueron 545 asesinatos y 62 secuestros.
La “pacificación”, un mito
La detención de Eduardo Arellano Félix en Tijuana, Baja California, el 25 de octubre de 2008, también fue publicitada como un logro del gobierno de Felipe Calderón. Pero se incrementaron de igual forma los delitos de alto impacto.
De octubre de 2007 al mismo mes de 2008, en Baja California se contaron 594 homicidios con armas de fuego y 97 secuestros, mientras que de 2008 a 2009 la cifra oficial es de 846 homicidios con armas de fuego y 99 secuestros.
El 12 de enero de 2010, Teodoro García Simental, El Teo, fue detenido en la ciudad bajacaliforniana de La Paz. El cabecilla intentaba asumir el control del Cártel de Tijuana, donde era lugarteniente de los hermanos Arellano Félix.
Su detención debía facilitar la pacificación de Tijuana y de toda la península, pero cuando el consultor en seguridad Santiago Roel elaboró un Semáforo del Delito con base en el cálculo de incidencia delictiva del SNSP, tomando en cuenta la tasa de delitos por cada 100 mil habitantes durante 2011, el estado con mayor incidencia delictiva era precisamente Baja California; el segundo, Morelos.
Entre 2009 y 2011 han sido detenidos o abatidos integrantes de Los Zetas con operaciones federales en Tamaulipas, Nuevo León y otras entidades.
El gobierno de Calderón ha publicitado especialmente las detenciones, en 2009, de Sergio Peña Mendoza, El Cóncord (15 de marzo); Sigifredo Nájera Talamantes, El Canicón (20 de marzo); Gregorio Sauceda Gamboa, Caramuela (30 de abril), y Raymundo Almanza, Gori 1 (20 de abril).
En 2010, año posterior a esas capturas, la frontera tamaulipeca vivió la peor etapa de violencia de su historia, con crímenes de resonancia internacional como la masacre de San Fernando. En Nuevo León se produjeron 828 asesinatos; en Tamaulipas, 721, y en Veracruz, 583. Ese año cayó abatido, en Matamoros, Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, importante líder del Cártel del Golfo.
Ya en 2011, los asesinatos registrados en Nuevo León fueron 2003; en Tamaulipas, 855, y en Veracruz, 514. Ese año cayeron en manos de las fuerzas federales Jesús Enrique Rejón, El Mamito, y Raúl Lucio Hernández Lechuga, El Lucky.
La tendencia se repitió en el occidente del país. El 29 de julio de 2010 fue muerto Ignacio Coronel en Zapopan, Jalisco. Casi un año después, en mayo de 2011, cayó su sucesor en la plaza, Martín Beltrán Coronel.
En 2009 se habían contado 570 asesinatos en ese estado, 288 por armas de fuego; en 2010 la cifra oficial fue de 888 asesinatos, 522 por arma de fuego; y en 2011 se reportaron mil 222 homicidios, 798 cometidos con armas de fuego.
Los narcos michoacanos detenidos o abatidos también fueron exhibidos en la publicidad gubernamental. Uno fue Nazario Mendoza, El Chayo, que fue reportado muerto en un enfrentamiento el 9 de diciembre de 2010, y otro fue José de Jesús Méndez Vargas, El Chango, detenido en junio de 2011.
En 2009 se cometieron en Michoacán 728 asesinatos, 286 a balazos. En 2010 se contaron 661, de los cuales 284 se realizaron con armas de fuego. Al siguiente año, tras la detención de los mencionados capos de La Familia Michoacana, se produjeron 773 homicidios dolosos, en 327 de los cuales se usaron armas de fuego.
El pasado 12 de septiembre fue detenido José Eduardo Costilla, El Coss, jefe del Cártel del Golfo, y el reciente 7 de octubre supuestamente murió Heriberto Lazcano, jefe de Los Zetas. Sin embargo, la estadística oficial sólo registra hasta agosto, por lo que todavía no es posible revisar cómo ha variado la incidencia delictiva en sus zonas de operación.
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