viernes, 11 de abril de 2008

El Petroleo


Carmen Aristegui F.
11 Abr. 08




La presentación al Congreso de la iniciativa presidencial para una reforma energética ha activado nuevamente los resortes de la severa polarización social y política que México vive desde las pasadas elecciones. Las hileras de hombres y mujeres que se han, literalmente, alistado al llamado del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador; el Congreso sitiado por mujeres, y se anuncia que por hombres durante la noche; la toma de las tribunas ayer en ambas Cámaras del Congreso y la gigantesca manta de "Clausurado" confirman que entramos, efectivamente, a un periodo eminentemente turbulento y de definiciones. Está en juego, ni más ni menos, la quintaesencia del nacionalismo mexicano. Hace unos días una buena amiga me dijo: para los días que vienen, no dejes de leer la nota 42 del libro El Sha o la desmesura del poder de Ryszard Kapuscinski. Comparto el fragmento para los lectores: "El petróleo suscita grandes emociones y grandes pasiones, porque el petróleo es sobre todo una gran tentación. Es una tentación de enormes sumas de dinero fácil, de riqueza y fuerza, de fortuna y de poder. Es un líquido sucio y apestoso que brota alegre hacia lo alto para luego caer sobre la tierra en forma de lluvia de hermosos billetes... El petróleo es fuerte pero también tiene sus puntos débiles: no sustituye a la necesidad de pensar, tampoco sustituye a la sabiduría".

El tema ya está aquí. México está ahora frente a su propio espejo, que lo refleja caótico y confrontado. Veremos si prevalece, si no la sabiduría, por lo menos la cordura para hacer frente a un panorama incierto que involucra todos los terrenos en la vida de esta nación: lo económico, lo patrimonial, lo político y lo social. Después de varias semanas de un debate sin materia, finalmente el Congreso de la Unión recibió una iniciativa presidencial para la reforma energética, con la que se pretende crear un régimen especial para Petróleos Mexicanos que le permita mayor flexibilidad en la adquisición, arrendamiento y obras públicas; la emisión de bonos petroleros, autonomía de gestión y financiera, nuevos órganos de gobierno con consejeros independientes y abrir la contratación a empresas para la construcción y operación de nuevas refinerías, entre otras cosas. Dentro de unos días, anunció Hacienda, se enviará otro paquete para modificar también el régimen fiscal de Pemex. Todo, en su conjunto, aborda el eje central de la definición de una parte sustantiva del país. Para el presidente Calderón es la "reforma posible"; para algunos empresarios, una "reforma light"; para Manlio Fabio Beltrones, una "reforma que no cualquier tintorería plancha"; para López Obrador, la señal inequívoca de que con esto estamos en la disyuntiva de ser "país o colonia".

Aunque, hasta el momento, las manifestaciones en contra de la reforma de Calderón han desplegado novedosos sistemas de comunicación por vía celular y una organización (que contrasta con su reciente y desaseado proceso electoral) con las que han inmovilizado, de facto, al Congreso -algo sobrecogedor-; en algún punto y en algún momento el Congreso tendrá que resolver acerca de las reformas propuestas por la Presidencia. No es opcional. El Congreso tendrá que debatir y decidir sobre la reforma. Habrá que ir imaginando las coordenadas de la votación. Imposible pensar que Felipe Calderón haya presentado la reforma, sin suponer amarrada una votación en conjunto de su partido con el PRI. Las variaciones discursivas de la campaña del "Tesoro" en aguas profundas, que apelaban a la necesidad de llegar hasta ahí con la tecnología de punta con la que no cuenta México, quedaron desdibujadas por los ejes de la reforma anunciada por Calderón. Es de suponerse que el PRI se haya manifestado más proclive a apoyar una reforma por la autogestión, autonomía financiera, una reforma administrativa y cambios en el régimen fiscal de Pemex que por lo que inicialmente se vislumbraba como alianzas con las grandes corporaciones. Por eso el Presidente presentó algo con lo que pudiera garantizar la votación del PRI. ¿Tiene la cúpula del PRI el apoyo de sus bases y de sus legisladores para apoyar la reforma de Calderón? ¿Los priistas están dispuestos a acompañar esta reforma? No necesariamente. No, especialmente en las últimas horas.

No se puede pasar por alto el singular anuncio hecho por el Ejército mexicano esta semana. Se informa y advierte a la población en general, que tiene conocimiento -gracias a sus servicios de inteligencia- que integrantes del Cártel de Juárez, vestidos como militares, planean realizar violaciones tumultuarias durante supuestos cateos para ser videograbadas y después difundidas por el propio cártel con el propósito de desprestigiar a la institución. Al leer algo tan monstruoso, recordé uno de los contradictorios comunicados de prensa del caso Zongolica. En ese comunicado -que minutos después de ser entregado, fue recogido a algunos reporteros y sustituido por otro- se decía que personas "desafectas" al Ejército se habían disfrazado de militares para ultrajar a la señora Ernestina Ascensio quien, finalmente, perdió la vida después de la agresión. Aquella atrocidad, se dijo en los primeros momentos, la habían realizado esas personas con el fin de desprestigiar a la institución.