María Teresa Jardí
Para la derecha que a la mala, usurpando, se ha apoderado del país, lo importante es el dinero y no la vida. Mucho cuento con lo del aborto y en el fondo nadie desprecia la vida como lo hacen los integrantes de esa corriente cuando se corrompen y, más aún, cuando se saben impunes y se sienten por encima del pueblo, al que pertenecen, aunque les hayan lavado el cerebro en Harvard.
El ejemplo diáfano está en la nula preocupación que para los ricos integrantes de esa corriente han merecido los “levantones”, a pesar de que salta a la vista que se trata de secuestros que van a concluir con la pérdida de la vida y peor aún de lo que “el levantón” supone, como la desaparición forzada, la tortura. Pero no me refiero solamente a las familias mafiosas que encabezadas hoy por el fecalismo usurpador, legalizando el fraude controlan el poder y se reparten la nación, me refiero también a la parte de la sociedad que se ubica en esa corriente, a la que llama a una gran marcha porque secuestraron y asesinaron a un niño rico.
Y también me refiero al resto del conglomerado social, incluso integrado por quienes dicen ser de izquierda, para los que tampoco ha merecido ni una condena siquiera el que se “levante” a personas o el que se las ejecute bastándoles con que les digan, elementos corruptos de instituciones agotadas, “que son ajustes de cuentas entre narcos” para desentenderse del problema.
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