Martí Batres Guadarrama
Objeciones de la Memoria
Sólo de julio a septiembre de este año los despidos aumentaron 17.5% en comparación con 2007. Dicha cifra, la más alta de los últimos cuatro años, está incluida en la Encuesta Nacional Empleo del gobierno federal.
Otra medición reciente, ésta de María de la Heras, establece que casi la mitad de las familias de clase media la están pasando mal porque en 28% de ellas algún familiar ha perdido su trabajo este año. Dice la encuestadora que 40% de estas familias padece un año económicamente muy difícil y tres de cada 10 esperan que los próximos 12 meses sean de terror.
Desafortunadamente no les falta razón. El número de desempleados en el país, como también reconoce el INEGI, llegó a dos millones de personas. Es decir, la tasa de desocupación se ubicó en 4.25% de la población en edad de trabajar. Un año antes tal desempleo era de 3.87%. La caída en la creación de fuentes de trabajo se debe al menor ritmo de la actividad económica.
En tanto, según la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio, las ventas en sus comercios afiliados cayeron 9.3%, sólo el pasado mes de octubre. La desaceleración del consumo, afirman, es una preocupante realidad.
También lo es otra situación que tendrá gravísimas consecuencias en poco tiempo. La cartera vencida de la banca comercial en tarjetas de crédito se disparó en septiembre. El monto de quienes ya no pueden pagar sus plásticos llegó a la escandalosa cifra de 35 mil 539 millones de pesos.
El dinero que envían miles de compatriotas que trabajan en EU a sus familiares en México, las llamadas remesas, también cayeron escandalosamente en lo que va de este año: son 12.2% menores que en años previos. Ante esto, ¿qué ha hecho el gobierno federal?
Sólo hemos escuchado declaraciones de los secretarios de Economía, Hacienda y Trabajo, entre otros que recomiendan estar tranquilos. Dicen que no pasada nada. Es más, que los precios de los alimentos están bajando, como asegura Gerardo Ruiz Mateos, de Economía, quien no percibe un ambiente inflacionario y asegura que muy pronto los mexicanos también lo notarán en sus bolsillos. O aquel otro, cuya retórica afirma que México, el país que los expulsó, puede recibir y dar empleo a los indocumentados que deporte EU.
El hecho es que se avecinan tiempos ominosos y que el gobierno federal, inactivo, sólo atina a corroborar que mantendrá el mismo proyecto económico que ha engrandecido, sí, la desigualdad y la injusticia.
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