Gustavo Leal F.*
Después de la estatización del sistema pensionario argentino, las cuantiosas “minusvalías” sobre los fondos de los trabajadores mexicanos y el estrepitoso derrumbe del Pensionissste-Yunes, Moisés Schwartz, presidente de la Consar, empezó a desvariar.
Apenas en abril de 2007 había externado que “las Afore son negocios rentables. Mientras un afiliado requiere 44 meses para obtener rendimientos, en sólo 22 meses los dueños recuperan su inversión”.
Pero ya con la turbulencia bursátil a cuestas, año y medio después, reconoció ante senadores que seis de las 18 afores: Bancomer, Banamex, HSBC, ING, Principal y Scotia, tienen capital mayoritariamente extranjero “y pueden tener hasta el 100 por ciento, de acuerdo al TLC”, sin siquiera reparar en las consecuencias de sus atropelladas palabras: “sería aventurero cambiar la regulación”!
Por su parte, Samuel Aguilar Solís –diputado priísta plurinominal que leyó ante el pleno camaral la iniciativa de “reforma” calderonista al ISSSTE el 15 de marzo de 2007– una vez más mudó de muy entusiasta defensor de las cuentas individuales impuestas a los trabajadores de nuevo ingreso a severo comisario de la Consar.
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