Jesús González Schmal
Los grandes desastres políticos de la humanidad han ocurrido a causa de quienes, por una u otra causa, llegan al poder y su perfil sicológico denota una propensión franca a exacerbar el ego, cuando no hay ya francas patologías narcistas y sicópatas.
El ejemplo típico de un país de alto nivel educativo que encumbra a un sicópata fue Alemania con Hitler y, en el extremo contrario, de países con altos rezagos educativos, fue Haití, que idoliza a Duvalier y a toda su decendencia.
Del conocimiento que tuvimos acerca de la narcisicopatía diagnosticada recientemente a Vicente Fox nos podemos ahora explicar las manifestaciones de una conducta extraviada e irresponsable con el agravante de que, aunque no nos lo señala el estudio de personalidad que se le practicó, también el coeficiente intelectual (IQ) seguramente está por debajo del mínimo normal, por lo que se hizo imposible que por la vía de la inteligencia aplicada y cultura adquirida pudiera tener cierta conciencia de su padecimiento para poder superarlo.
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