lunes, 15 de diciembre de 2008

Tiripetío: la represión

Zósimo Camacho

Armas de fuego, gases lacrimógenos, balas de goma y macanas utilizó la policía del gobierno perredista de Leonel Godoy en Michoacán para impedir que una marcha de normalistas rurales llegara a la capital del estado. Mientras que en conferencias de prensa y boletines de la Procuraduría local se señalaba a los estudiantes como responsables de “actos vandálicos”, en la Barandilla y el Cereso de Mil Cumbres los detenidos eran vejados por custodios y policías

Morelia, Michoacán. “Vi muchas mujeres lesionadas que estaban siendo agarradas por policías; corrí a auxiliar a las compañeras que estaban tiradas por efectos del gas, que provoca como asfixia. Escuché dos disparos y vi al policía que los había emitido. No sé hacia dónde dirigió el primer disparo, pero el segundo me tocó a mí, en la mano.”

El joven normalista habla desde un modesto hospital donde convalece de las heridas recibidas en la carretera Morelia-Pátzcuaro, durante la detención de 139 estudiantes de 15 entidades federativas el pasado 27 de noviembre. Platica con tranquilidad. Su mirada va de una mano a otra. La izquierda, vendada, fue traspasada por una bala que rompió cartílago, huesos y tendones. La derecha, inflamada y contusa, recibe el suero que de manera intravenosa se le inyecta al muchacho. Aún no sabe si el médico tendrá que amputar.

“Corrí mientras me desangraba. Vi cómo un helicóptero nos disparaba. No sé si eran balas de goma; pero nomás veía cómo los compañeros caían”. Habla en voz baja. Solicita que su identidad no sea revelada por temor a represalias.
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