- Fideicomisos privados con recursos públicos
Un mes atrás el secretario de Hacienda se quejó amargamente con los diputados y senadores porque, dijo, las finanzas nacionales reportarán un "boquete" de 300 mil millones de pesos en 2009, y que la circunstancia es tan drástica que "ya no hay más recursos para implementar nuevos programas para enfrentar la crisis". Pero eso no fue todo, ya que adelantó que en 2010 la "la situación será más complicada", de allí que la "solución" al problema, en su muy fondomonetarista entender, sólo tendría de tres sopas: mayor endeudamiento, recorte al gasto público o más impuestos para los de siempre.
Qué dolor, qué pena, pero resulta que el "boquete" financiero podría entenderse como una vil maniobra del gobierno calderonista, como antes del foxista, no sólo para inyectar en la sociedad más miedo del existente, sino para tapar una de las prácticas más oscuras de la administración pública federal, filosóficamente sustentada en aquel viejo juego de "dónde quedó la bolita", o lo que es lo mismo, el indiscriminado uso de fideicomisos privados con recursos públicos, totalmente alejados de la supervisión del Legislativo, y demás trucos de esa naturaleza para esconder los dineros públicos (en un país urgido de inversión productiva y, consecuentemente, de generación de empleo) y "alejarlos" del gasto público.
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