Ladillas
Diario de Salomé Burundanga – ‘Todo México es Mandinga’
Por el Lic. Mefistófeles Satanás
Querido Diario:
¡Ya chingue! Ayer me cité con el patroncito pelón de Dublin en la Parroquia. Entre cervezas el patroncito me dijo: “…la Barbie copetona me resultó rete pendeja…quiero que tú te vayas preparando por si acaso tengo que cambiar de pitcher…”
Confieso que me sacó de onda la declaración. “¿O sea, patroncito, que la Barbie podría tener un accidente?”
“Si, Salomé, ya ves que tan inseguro es EDOMEX. Imagínate si Aburto se fuera a fugar del penal…”
Se me puso el cuero todo chinito. El pelón bien podía hacer que Aburto también me diera a mi gastritis inducida por sobredosis de plomo. “No, pos cuente conmigo, patroncito.”
“Pos vamos viendo sobre tu ridiculum. Dime, ¿tienes maestría en Jarvar?”
“Pos hice maestría en Haití. Conozco todo sobre reanimar zombies e invocar a mi señor Changu.”
“Hmm, bueno, entonces diremos que eres de la escuela de Chicago, esquina con Port Au Prince.”
“No me discrimine, patroncito, acuérdese que hasta el patroncito Obama es de color serio.”
“No pos sí, en eso definitivamente tienes una ventaja, Salomé.”
Estoy todo excitado entonces. ¡Finalmente me hará justicia la revolución! ¡Yo podría ser el Obama mexicano! De regreso en mi oficina en Xalapa llamé a mi secretario, el lic. Patalarga.
“¿Qué chingaos quieres Fidel?”
“Escúchame, cabrón, quiero que te pongas en contacto con Mientovsky. Quiero que una encueste determine que la gran mayoría de los mexicanos estarían de acuerdo si la Bamba fuera el himno nacional.”
“Ah, caray, jefecito, ¿a poco se está lanzando para la grande?”
“A huevo, cabrón, ya hable con el patroncito pelón de Dublin. El dice que no vería mal si me aviento al ruedo para calmar mis ansias de novillero. Ya ves que soy más cabrón que bonito.”
“¡Órale patrón!”
“Pos si, Patalarga, debemos de empezar a vender la idea de que México se merece otro presidente veracruzano. Ya le dimos a México a Alemán y a Santa Anna. Yo creo que estaré a la altura de esos cabrones.”
“Pos de una vez que pongan las tetas de Selma Hayek, de Coatzacoalcos, en la portada de los libros de texto gratuitos.”
“Eso no sería mala idea, Patalarga. Vamos pensando como chingaos vamos a veracruzinarizar a México.”
“¿Ve-ra-cru-zi-na-ri-zar? ¿Igual que los mochos querían guajolotizar o guanajuatizar a México? No la chingue, jefe. La gente va a decir que estamos imitando a los panistas.”
“Bueno, pos tienes razón, no quiero que nos comparen con Guanajuato. Ahí está todo rete seco. ¡Solo Veracruz es bello, chingaos!“
“Mire, yo conozco unas jarochas morenas guapísimas. ¿Qué le parece mejor una campaña que diga ‘todo México es Mandinga’ con las morras mostrando la pechuga y rodeándolo a usted mientras porta guayabera, sombrero de cuatro trancazos, y pantalones y zapatos blancos? Lo podemos disfrazar como campaña turística pero la cosa será que la gente vaya pensando en usted para la grande.”
“Excelente, Patalarga. Otra cosa: necesitamos hacerle chanchullo a la Barbie de Atlacomulco.”
“Jijos, patrón, ¿estamos hablando de derramar mole?”
“No, Patalarga, prefiero métodos más efectivos. Mira, súbete al ADO y te vas a Catemaco. Háblate con el brujo mayor, don Julián, ese es mi compadre. Dile que necesito que me fabriquen un ‘hechizo’ contra el copetón. Le dices que pagare lo que sea. Si necesitan sacrificar un cristiano no les hare de tos.”
“Ah bárbaro, patrón, si los brujos hacen sus chingaderas se lo va a llevar la tristeza al copetón.”
“Eso espero, Patalarga, eso espero…”