En el círculo de estudios del Club de Periodistas estuvo hoy con nosotros el Fisgón, quien dio una excelente plática sobre la manera en que los medios de información crean la opinión pública y de esta manera, ejercen control en la población.
El Fisgón cuestionó qué tanta es la influencia de estos medios y que tanto influyen las campañas negras que fabrican con claros fines políticos.
Sabemos que cuando el Estado comete atropellos, los medios, que son propiedad de los grandes empresarios en el país, dan cualquier justificación y la gente las acepta.
Para controlar la población el Estado se sirve del control ideológico y en ello invierte millones de pesos. Las campañas que han lanzado, por ejemplo la que hicieron contra Andrés Manuel López Obrador, en 2006, son campañas basadas en estudios científicos y adelantos tecnológicos. Son campañas que no apelan a la reflexión o a la razón, sino a sentimientos irracionales como el miedo, que es fácil de manipular. En 2006 muchas personas no quisieron votar por López Obrador, “sin saber el porqué”, simplemente respondían emocionalmente ante el bombardeo mediático en su contra.
Estas campañas están muy bien diseñadas por psicólogos sociales y por expertos en comunicación. Como dijo Noam Chomsky, la propaganda crea sentimientos en quienes la perciben y se basan en que las personas no razonan, sino reaccionan. Ideas absurdas pueden ser aceptadas con facilidad.
Los intereses de los dueños de los medios de información no serán afectados por sus propios medios, como sucede en muchas partes del mundo. En México los dueños de Televisa son los mismos que los dueños de las grandes empresas, como Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Claudio X González, Roberto Hernández o Germán Larrea.
Ante cualquier conflicto, los medios, su propiedad, saldrán a defender los intereses de sus dueños, pero el control que ejercen va más allá: estos medios se encargan de manipular a la mayoría de las personas a través de infundir temor, establecer a alguien o a un grupo como un peligro, inventar enemigos comunes, promover el odio y exacerbar la violencia, así, crea en la población la justificación para cometer atrocidades.
Tenemos claros ejemplos de este tipo de manipulación: en el conflicto de Oaxaca la televisión dio todos estos pasos para que la APPO se viera como un gran peligro para México, lo mostró como un grupo de violentos y salvajes que era necesario controlar, y la única manera de hacerlo era por la fuerza. La represión y los asesinatos que ocurrieron en Oaxaca por parte del gobernador Ulises Ruíz, con la aprobación de Calderón fueron posibles gracias a esta manipulación mediática.
Los medios también se encargan de controlar a través de crear desánimo: presentan a todos los políticos como corruptos, sin excepción, restan importancia a cualquier triunfo en su contra y exaltan lo que mejor convenga a sus intereses, incluso llegando a crear montajes.
Se valen también del rumor, utilizan cortinas de humo, censuran, manipulan los titulares de los diarios, corrompen periodistas, censuran periodistas, incluso con asesinatos, y crean una realidad virtual que les conviene que creamos.
Ante esta situación, los ciudadanos tenemos que contrarrestar las mentiras de los medios con información verdadera, que confronte la realidad. Tenemos que oponer el razonamiento y la reflexión, a la reacción emocional irracional. Tenemos que hacer un ejercicio constante de cuestionamiento porque ellos nos bombardean todo el tiempo y con muchos recursos. Tenemos que desenmascarar, con argumentos, ideas absurdas que imponen a la opinión pública, para defender nuestros intereses y no los de ellos.