
Por su parte, los partidos mayoritarios han negociado indebidamente el presupuesto con funcionarios de la Secretaría de Hacienda. Este hecho, además de ser contrario a la Constitución, porque los presupuestos sólo deben negociarse en sedes parlamentarias, mediante los procedimientos legislativos, con total transparencia y, de cara a la ciudadanía, pone de manifiesto la debilidad del poder legislativo mexicano. Un poder secuestrado por los partidos políticos mayoritarios, por los nuevos señores feudales que son los gobernadores, y por el poder ejecutivo vía la Secretaría de Hacienda.