MÉXICO, DF, 27 de noviembre (apro).- Relegado por décadas a un "poder de tercera", el tercer poder del Estado mexicano, el Judicial, pasa por estos días por un proceso de recambio político burocrático que está en manos de los otros dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo.
En días próximos, el Senado de la República deberá designar a dos nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que habrán de ejercer a partir de este fin de año hasta el 2024.
Formalmente, los tres poderes se ajustan a lo que dice la Constitución.
Pero en la práctica, la designación de los llamados "máximos jueces" del país no es más que otra más de las negociaciones de los partidos y jefes políticos del país en la que prevalecen los intereses de grupo y no las cualidades técnicas y reputación de los designados.
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En días próximos, el Senado de la República deberá designar a dos nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que habrán de ejercer a partir de este fin de año hasta el 2024.
Formalmente, los tres poderes se ajustan a lo que dice la Constitución.
Pero en la práctica, la designación de los llamados "máximos jueces" del país no es más que otra más de las negociaciones de los partidos y jefes políticos del país en la que prevalecen los intereses de grupo y no las cualidades técnicas y reputación de los designados.