martes, 2 de febrero de 2010

De ”pena ajena”.

El que don Felipe Calderón ande presumiendo desde Japón que les va ganando su personal guerra a los narcotraficantes. Cuando el mes que acaba de terminar ha sido el más sangriento de todo su mandato con más de 900 ejecutados en todo el territorio nacional.

Sin que el conteo pueda mostrar a los desaparecidos que luego son encontrados en fosas, a los levantados y de los que nunca se vuelve a saber de ellos, o a quienes nunca identifican y entierran en fosas comunes sin nombre.

Y cuando los asesinados en Ciudad Juárez, entre ellos 11 menores de edad que departían pacíficamente en un inmueble particular, superan en número a los que fueron ejecutados el día de San Valentín allá en los EEUU; y que fue la gota que derramó el vaso que terminó con la época de la prohibición.
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