Los discursos del expresidente Salinas son repetitivos y siempre asociados a desastres de los que intenta deslindarse. Es irónico y quizás lamentable que el foro para esta diatriba se lo haya dado la Fundación Espinosa Yglesias. En un descuido se lo pudo ahorrar, leyendo el libro del banquero a quien Salinas bloqueó para impedirle recuperar Bancomer, banco al que había hecho el más grande de Hispanoamérica. Así, en las palabras de Manuel Espinosa Yglesias† (Bancomer: Logro y destrucción de un ideal, Planeta ,2000):
“En los años por venir, cuando llegue a hacerse un balance objetivo de la manera en que el presidente Carlos Salinas dirigió la economía nacional, no tengo duda alguna de que así como habrá de cargársele a su cuenta la crisis de 1995 —agravada, es cierto por un error del primer secretario de Hacienda del presidente Zedillo—, también tendrá que atribuírsele a él la crisis bancaria que obligó a emprender el rescate de los bancos” (p. 209).
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“En los años por venir, cuando llegue a hacerse un balance objetivo de la manera en que el presidente Carlos Salinas dirigió la economía nacional, no tengo duda alguna de que así como habrá de cargársele a su cuenta la crisis de 1995 —agravada, es cierto por un error del primer secretario de Hacienda del presidente Zedillo—, también tendrá que atribuírsele a él la crisis bancaria que obligó a emprender el rescate de los bancos” (p. 209).