Por el Profr. y Lic. MIGUEL TREVIÑO RÁBAGO
APENAS BAJO del autobús que me trae el fin de semana de regreso a Reynosa en Tamaulipas, cuando observo correr a mucha gente asustada a refugiarse dentro de la tienda Soriana en el transitado Bulevard Hidalgo que es también la salida a Monterrey. La hilera de taxis que aguardaba pasajeros despareció en segundos, muchos vehículos pasan a gran velocidad, escucho gritos de ¡ balacera ! y todo se mueve a una velocidad impresionante que ahora recreo en mi mente como en una película en cámara lenta.
COMO EN una feria de pueblo en la que súbitamente revientan miles de fuegos artificiales que no son más que "cuetes" que estallan en forma masiva, así se escucha las detonaciones de miles de tiros de armas de fuego a unos 200 metros de donde estoy parado en plena banqueta. A plena luz del día, militares y delincuentes se están tiroteando junto al supermercado H.E.B. y sin importarles, ni a unos ni a otros, disparan entre mujeres, niños, hombres, familias que en pleno domingo fueron por la despensa de la semana. La gente grita, se tira al piso, llora, se arrodilla, y peor se pone todo cuando estallan granadas que uno y otro bando intercambian. Es la locura. Es el colmo. Leer artículo completo