Miguel Badillo
El gobierno federal dispone del trabajo de diversas áreas de inteligencia para ejercer presión sobre políticos, empresarios y luchadores sociales que le son incómodos y los obliga a someterse para dejar de criticar sus políticas públicas.
Se trata de miles de expedientes, que integran la Unidad de Inteligencia Financiera y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en contra de quienes califica como “personas políticamente expuestas”, principalmente en periodos electorales como el que acaba de llevarse a cabo y el que viene para 2012.
Experta en investigar los delitos llamados de “cuello blanco”, esa Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) mantiene abiertas miles de investigaciones por presuntos delitos de lavado de dinero. Contralínea ha dado cuenta de algunos de esos expedientes “confidenciales”: Patricio Patrón Laviada, Emilio Chuayffet, Gregorio Sánchez Martínez y ahora Manlio Fabio Beltrones.
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Mayela Sánchez
Durante los siete años que trabajó en Logística en Mantenimiento y Administración, SA de CV, Estela Sánchez Garzón nunca tuvo vacaciones; luego de que la empresa accedió a concederle unos días de descanso, repentinamente fue despedida. Por sus años de trabajo como afanadora en diversas compañías –la última de ellas fue la agencia trasnacional de mensajería DHL Global Forwarding, SA de CV–, la empresa le dijo que “por ley” tenía derecho a una “liquidación” de 300 pesos. Nada mal si se compara con lo que la compañía outsourcing de limpieza ofreció a sus compañeros Héctor Hernández y Tamara Hernández Trinidad, quienes también fueron despedidos “sin justificación” al regresar de sus vacaciones: Héctor, quien fungió como supervisor de limpieza por un año, podía recibir 300 pesos; los 6 meses de trabajo de Tamara se solventaban con 50 pesos.
México votó por la tercera guerra mundial
Nydia Egremy
Es la primera ocasión, desde que arribó a México en el otoño de 2008, que Mohammad Hassan Ghadiri Abyaneh, embajador de la República Islámica de Irán, admite su desencanto. Su voz fuerte y pausada expresa frases que enaltecen el valor de la soberanía y la autodeterminación, y otras que describen las amenazas contra su país. La recriminación está dirigida al gobierno mexicano: “Me enoja mucho que en la última reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, México aceptara la presión de Washington sobre los gobiernos para imponer sanciones contra Irán. Que este país, que siempre estuvo orgulloso de no votar por la invasión de Irak, votara por las sanciones contra Irán en el bicentenario de su Independencia y en el centenario de su Revolución, me maravilla”.
La seriedad destaca en el rostro del diplomático. Expresa con cuidado cada palabra cuando enfatiza: “¿Cómo es posible tal falta de respeto a los derechos de otros pueblos? ¡Esto sucedió a pesar de que México nos pidió apoyo, y se lo brindamos, para ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad!”
Ahí, dice, “México debía defender los derechos de Irán, la paz y seguridad mundiales, pero votó a favor de la confrontación, de una posible guerra y no por la diplomacia y el diálogo. Votar para que Irán no pueda comprar carros armados cuando está amenazado de guerra no es lo que yo esperaba de México”.
Policía única y militarismo… ¿adiós al Estado federal?
Álvaro Cepeda Neri
La consecuencia de esta centralización que
sólo tiene las apariencias del federalismo.
Jean Meyer, La Revolución Mexicana
El foxismo vulneró gravemente la institución presidencial con el matriarcado de Mart(h)a como poder tras el trono y el abordaje a la nave estatal de su familia para el botín. Mientras Calderón ha emprendido, sobre ese foxismo, un victorianohuertismo militarizando el territorio, para, con ese golpe de Estado, restarle federalismo a las instituciones y adicionarle centralismo. La creación en marcha de una policía única y más militares implica resucitar la unificación de los códigos penales. Y después, un solo código civil, fiscal, etcétera; de tal manera que todas las leyes reglamentarias de los fines constitucionales sean la única legislación para normar la conducta de la nación.
La trampa panista del “voto útil”
Para mantenerse en el poder, el Partido Acción Nacional (PAN) usa como prestanombres a otros partidos, mediante coaliciones ideológicamente contradictorias como las que estableció con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en algunas entidades.
En las pasadas elecciones, esas alianzas le arrebataron al Partido Revolucionario Institucional (PRI) los estados de Oaxaca, Puebla y Sinaloa; pero el tricolor triunfó en otros nueve estados: Chihuahua, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas, Veracruz, Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas.
Es decir, el resultado fue adverso para el PAN, derrotado en las urnas ante un pueblo cansado de gobiernos como los de Fox y Calderón, opuestos al bienestar popular, comprometidos con los grandes empresarios y con el clero.
A pesar del triunfalismo de César Nava, en esos tres estados no ganó el PAN como tal, sino arropado en una alianza con el PRD, o mejor dicho con una corriente oportunista del mismo, representada por personajes como Jesús Ortega, quien haciendo un gran daño al país se prestó a auxiliar al PAN y, en contra de su propio partido, a ser instrumento del gobierno de Calderón.