miércoles, 16 de febrero de 2011

Represión en Oaxaca El Gobierno de La Transición emula a Ulises Ruiz

Franco Gabriel Hernández / AIPIN

Oaxaca de Juárez, Oax. Los recuerdos se agolpan. Al mediodía de este 15 de febrero, los sordos disparos de las armas lanza-bombas de gas pimienta de la policía hacia los maestros de la Sección 22 en las calles de Guerrero y Fiallo, recuerdan el 2006.

La multitud corre hacia la calle de Fiallo y avenida Juárez, para resguardarse de los resquicios de las puertas.

Las bombas caen y el humo se esparce entre los hombres y mujeres que corren.

Las lágrimas afloran de los ojos de las gentes que protestan en las calles y de transeúntes que tienen la necesidad de pasar por donde suceden estos hechos.

Los niños de la Escuela Basilio Rojas, ubicada en la esquina de la calle de Guerrero y Fiallo, resguardados en la biblioteca, tenían los ojos llorosos. Los más afectados fueron los alumnos de seis salones de la planta baja.

Los maestros no estaban preparados para la represión, no tienen pañuelos, no tienen vinagre, uno que otro tiene una coca cola.

El gobierno del cambio, muestra su rostro.

Empieza la represión en el gobierno de Gabino Cue Monteagudo, gobierno de la transición, quien llegó al poder al ganar al candidato del PRI Eviel Pérez Magaña en las elecciones del 2010, apoyado por el PRD, PAN, Convergencia, PT y PUP.

El gobierno de Gabino Cue, llamado el gobierno de transición, aún no cumple tres meses de estar en funciones y reprime a los maestros de Oaxaca, porque también participan en el ataque a los maestros, policías estatales y municipales.

Uno no deja de recordar a Ulises Ruiz, el gobernador anterior.

Los trofeos del encuentro entre maestros y policías son exhibidos por los profesores en las calles de Hidalgo y Fiallo. Dos escudos transparentes con la leyenda “Policía Federal” en letras amarillas se exhiben en el piso.

En la esquina de Reforma y Morelos, varios profesores solicitan al Dip. Francisco Martínez Neri, Vicepresidente del Congreso del Estado su intervención para que el Congreso emita una posición contra esta represión.

El diputado moviendo la cabeza sólo alcanza a decir: “no es correcto reprimir al pueblo”.

Todo parecía que iba a terminar ya. Una parte de los maestros se empiezan a replegar hacia las calles de García Vigil, Independencia y la alameda Central. Allá se da otro conato de violencia. Vuelven a los disparos de bombas de gas, más de 20 cartuchos caen y explotan en la Alameda Central, frente a la Catedral de Oaxaca. Nuevamente las carreras. Algunos tocen, las lágrimas vuelven a fluir de los ojos de los profesores y jóvenes estudiantes que poco a poco están llegando al centro de la ciudad.

El aire que se respira en el centro de la ciudad es anormal. Huele a violencia. Huele a gas lacrimógeno y los ojos lloran. Varias mujeres que pasan por el lugar apresuran el paso.

El miedo se hace presente en algunos rostros, en otros, un deseo de desquite ante la ofensa, en otros, los ojos brillan de odio hacia las fuerzas represoras y los gritos, las amenazas son el lenguaje que puede escucharse.

A las 2:45 de la tarde, los profesores y estudiantes que se encuentran en la calle de Guerrero tratan de avanzar hacia el palacio de gobierno y empiezan nuevamente los disparos de las bombas de gas.

Nuevamente la huida y el repliegue de profesores hacia la avenida Juárez. El tránsito ya es un caos. Los autobuses y coches empiezan a desviarse en la calle de Independencia.

El ejército se encuentra posesionado en la calle de Alcalá a la altura de Morelos. Otros corren por la calle de Abasolo.

Las calles de Reforma se cierran con valla metálica por la policía a la altura de Abasolo; lo mismo el acceso a la iglesia de Santo domingo, en la prolongación de 5 de mayo; igual con la calle de Alcalá y Abasolo.

Se habla de lastimados, de algunos detenidos. Gabriel Melitón Santiago del Comité Seccional y el periodista Gildardo Mota, herido de bala en una pierna por un miembro de la guardia presidencial. Pero hay más heridos. También se habla de policías atrapados por los profesores. Todo es un caos en la ciudad.

Una profesora con los ojos llorosos nos decía: “tenemos que accionar porque vemos la represión. Cuál cambio. Entre comillas, cuál cambio. Yo le decía a mis compañeros, cuál cambio. Esto es un infierno, sólo cambió de diablo”. Agrega que este gobierno no cambia en nada con el gobierno de Ulises Ruiz.

Otro profesor que se limpiaba la cara de lágrimas decía: “El rostro de falso cordero que tenía Gabino Cué en los inicios, en su campaña y después en el primer mes, creo que ya se perfiló cuál es su forma de gobernar”.

Un taxista entrevistado se le pregunta su opinión y dice: “Cuál cambio, sigue siendo lo mismo, la represión para todos nuevamente”.

Son las tres de la tarde. Las bombas siguen cayendo. Se oyen los disparos sordos de los rifles lanza bombas de gas. Todo es un caos. Hay una gran expectación en el ambiente.

Oaxaca vive nuevamente la represión.

Todo por la visita no bien recibida del presidente Felipe Calderón y por la falta de tacto político de los responsables de la conducción de la vida institucional en Oaxaca, que invitan a un presidente que sostuvo en el poder a Ulises Ruiz en el 2006. Y el pueblo no olvida.

Menos los profesores. Curiosamente, buscamos información en Radio Universidad y tiene su programación normal, en el canal 9 hacen muchos comentarios al respecto en el noticiero de las 4 de la tarde.

Sin embargo en el campo de batalla hay reporteros de varias fuentes y camarógrafos de diversos medios.

Se presenta en la televisión, en el canal 9 de Oaxaca, a las 4 de la tarde, una entrevista telefónica a la vocera del gobierno del Estado, María de los Ángeles Abad Santibáñez, quien dice que el gobernador del Estado lamenta lo que está sucediendo en Oaxaca y que Gabino Cué ratifica su disposición al diálogo.

Los reporteros de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión, leen después un boletín de prensa en el que el gobernador de Oaxaca ratifica su disposición al diálogo.

Este boletín seguramente fue entregado aproximadamente a las tres de la tarde, cuando los policías se adueñaban de la calle de Armenta y López frente al edificio sindical y seguían lanzando bombas de gas lacrimógeno a los maestros que gritan desde la calle de Fiallo y Guerrero.

Nadie puede adivinar los acontecimientos que seguirán. Pero la experiencia del 2006 hace pensar que esto apenas empieza.

Los maestros no se van a rendir fácilmente. Y el gobierno de Calderón es especialista en el ejercicio de la violencia que hace aparecer como legítima, pero que ha causado la muerte de muchos inocentes.

Empieza a circular la convocatoria de una marcha de los maestros para el día de mañana 16 de febrero del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca al zócalo a las 10 de la mañana.

La violencia se ha adueñado nuevamente de la ciudad de Oaxaca.