miércoles, 17 de agosto de 2011

Gobierno autoriza hidroeléctrica privada sin consultar a indígenas

Mayela Sánchez

Desde hace un año está en marcha la construcción de una minihidroeléctrica privada en la sierra de Zongolica. Veinte comunidades nahuas serán afectadas por la desviación del cauce de un río, la deforestación de tres hectáreas de bosque y los daños en más de 112 mil tierras de cultivo y de uso ganadero; sin embargo, no fueron informadas del proyecto. Al quebrantar los derechos de las comunidades a la información y a la consulta, el Estado estaría infringiendo acuerdos internacionales en materia de protección de los pueblos indígenas. La obra, autorizada con fines de “autoabastecimiento”, pertenece a una empresa vinculada con la venta de energía eléctrica al gobierno

Sierra de Zongolica, Veracruz. El camino serpentea entre los cerros, flanqueado por empinadas laderas en las que la tierra soporta y nutre la cosecha de los campesinos.

Como las arterias en el cuerpo, de tanto en tanto se bifurca y uno de esos desvíos enfila hacia Palulca, municipio de Texhuacán; el balastro que tapiza la tierra hace más lenta la marcha.

Abruptamente, como suelen aparecer las heridas en la piel, una enorme grúa irrumpe en el panorama. Es apenas la parte más vistosa de una obra que ha comenzado a erigirse en los márgenes de los cerros, entre los cuales corre el río Altotoco y que delimitan a las comunidades de Palulca y Xometla.

Se trata de la cortina de una minipresa hidroeléctrica que la empresa Electricidad del Golfo, SA de CV, construye desde el año pasado en la región. De acuerdo con el encargado de desarrollo de nuevos proyectos de la compañía, Mauricio Justus Villarreal, se prevé que las obras continúen los próximos tres años antes de que la minihidroeléctrica se ponga en marcha.

Pero eso es algo que los habitantes de Palulca y de otra veintena de comunidades nahuas aledañas a la obra desconocen. La mayoría ni siquiera sabe en qué consiste la obra y para qué servirá, no obstante que se trata de un proyecto que desviará, cuando menos, el 80 por ciento del cauce del río Altotoco durante los próximos 25 años, que supondrá la deforestación de cerca de tres hectáreas de bosque de pino y encino y que afectará al menos otras 11 hectáreas de uso agrícola y ganadero.
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