sábado, 25 de febrero de 2012

Del anticomunismo a De Panzazo: una vieja cruzada contra la educación pública

Los ataques a la educación pública son parte toral de pensamiento empresarial, clerical y neoliberal que desde hace cuatro décadas lucha por el control del estado mexicano. Una larga y exitosa ofensiva cultural que describimos en sus principios, sus órganos y sus personajes principales.

Rulfo

El estado, nuestro eterno enemigo.

Desde tiempos de la guerra cristera, allá por 1926, hasta los grupos de choque del Muro en la UNAM, la derecha mexicana ha considerado por definición que la enseñanza pública, laica y progresista, era el mayor enemigo de las fuerzas conservadoras. Con variaciones y recambios esta línea histórica no ha variado en casi cien años. Sólo se ha acoplado a la correlación de fuerzas existentes entre el poder politico, el poder sindical, el poder empresarial y el poder religioso.

El mejor ejemplo de este pensamiento reaccionario perfectamente capaz de mobilizar a grandes contingentes se produjo en 1960 cuando el presidente López Mateos dio inicio a la edición oficial de textos gratuitos, mediante la paraestatal conocida como CONALITEG. Así recuerda Memoria Política de México, la contundente reacción de la industria editorial, la iglesia católica y la derecha empresarial ante aquella medida progresista:

La Unión Nacional de Padres de Familia, se unió a las protestas de la Sociedad de Autores y agregaron que la medida era antijurídica, antidemocrática y antipedagógica; además, no reconocía a la SEP las facultades para imponer en las escuelas particulares como obligatorios y exclusivos, los libros elaborados por la CONALITEG. Cuando el movimiento adquirió fuerza, el Partido Acción Nacional se unió al rechazo de los libros de texto gratuitos y “trató de aprovechar la coyuntura y convertirse en el centro de un poderoso frente opositor al régimen vigente. Sus denuncias entonces giraron en torno al autoritarismo y antidemocracia del proyecto de los libros de texto gratuitos”. El 29 de julio de 1960 la Barra Mexicana de Abogados señaló que la obligatoriedad de los textos únicos era anticonstitucional e ilegal”.

Y como eran tiempos de guerra fría y paranoia antisoviética, surgió de nuevo el demonio habitual de las derechas, o el fantasma del comunismo:

Torres Bodet

El titular de la SEP, Jaime Torres Bodet, entregando un ejemplar del primer tiraje de libros gratuitos (Foto: memoriapoliticademexico.org)

Es así como este 2 de febrero de 1962, en Monterrey; Nuevo León, la Unión Neolonesa de Padres de Familia hace una gran manifestación, a la que acuden más de cien mil personas vinculadas a organizaciones católicas, al PAN, a la banca y la industria, así como trabajadores y obreros, “todos ellos bajo la consigna ‘¡México sí! ¡Comunismo no!””.

Como resultado de esta manifestación, la SEP negociará con representantes de padres de familia; el diálogo será suspendido al quedar claro que los impugnadores desconocían el contenido de los textos; las autoridades educativas retomarán las palabras del presidente López Mateos y declararán que “las condiciones de obligatoriedad de los libros no implicaba que fueran únicos o exclusivos” y que quienes tuvieran posibilidades económicas podían “comprar libros de texto complementarios para sus hijos, siempre y cuando fueran autorizados por la SEP”. A partir de entonces, las protestas se irán calmando y dejará de ser cuestionada la obligatoriedad de los libros de texto gratuitos.
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