De cara a la derrota electoral de 2012, las izquierdas se plantean una disyuntiva estructural: integrar un frente político que les permita incrementar su competitividad, pese a sus diferencias ideológicas, o bien, balcanizarse para ser congruentes con sus diversas agendas programáticas.
El ex candidato presidencial del Frente Progresista (PRD-PT-MC) parece haber optado por la segunda alternativa. Así lo anuncia el rechazo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de utilizar el registro de alguno de los partidos existentes y de convertir al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en partido político.
Mientras tanto, quienes han decidido no apartarse de sus respectivos partidos, no parecen tener el escenario tan claro. Diversas fuentes consultadas off the record para el análisis que Reporte Indigo presenta coinciden en un aspecto: es muy temprano para predecir la ruta que se tomará.
Algunas voces, como la de Alejandro Encinas, Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard, han delineado, desde perspectivas distintas, la idea del “Partido Frente”. Ahí se plantea que, más allá de las diferencias en visión y programa, los partidos que se autodefinen “de izquierda”, competirían juntos como ha ocurrido ya en diversas experiencias internacionales.
La concepción del “Partido Frente” aún no ha madurado entre la mayoría de militantes de las izquierdas. En particular, no está claro si dentro de un partido-frente podría darse albergue a Morena.
De entrada, el propio rechazo de Morena de utilizar el registro de alguno de los partidos existentes lo excluye legalmente de cualquier posibilidad de alianza en 2015 y le obliga a competir solo en dicho proceso electoral.
Por otra parte, el reacomodo al interior del PRD todavía no deja clara la ruta que tomará. Hay dos fuerzas tirantes: la de quienes controlan este partido a través de sus órganos de dirección, las corrientes más poderosas, y la de quienes cuentan con un programa y liderazgo pero adolecen de control político y buscan apoyarse en ideas y vínculos con la sociedad civil y la academia.
“Hay dos fuerzas distintas: una la del control del partido y otra que es la programática. Esta última plantea un rumbo pero no tiene fuerza. La primera está más concentrada en consolidar su fuerza que en buscar cualquier tipo de derrotero”, explica una fuente.
Y agrega que es muy pronto para anticipar qué va a pasar. Que primero se tendrán que ordenar los liderazgos que sí tienen poder: las corrientes tomarán un paquete de decisiones, se repartirán el pastel y sólo entonces decidirán si incluyen a otras figuras.
Habrá también que esperar a ver cuál es el modelo de operación que establecen los gobernadores de izquierda. No extrañaría que el Distrito Federal y Morelos se alineara con la agenda perredista; que Tabasco mostrara cercanía con AMLO y Guerrero se viera próximo al actual presidente electo, Enrique Peña Nieto.
“No veo un proyecto consolidado, no hay discusión de ideas, de programas, de proyectos. Lo que hay son proyectos individuales que tienen que ver con encumbramiento de uno u otro liderazgo mucho más allá de una oferta programática”, asegura un perredista.
Y en esa misma lógica, para muchos más, radica precisamente el riesgo que enfrentan los partidos de izquierda frente a Morena: mientras el movimiento encabezado por López Obrador se aboca a consolidar su discurso y propuesta –con lo que podría atraer a un amplio sector de la ciudadanía independiente–, los partidos actuales del Frente Progresista, en especial el PRD, se enfrascan en un debate para definir el reparto de cuotas y clientelas.
La perspectiva Morena
El horizonte se ve más distante para los “movimientistas”: el ala de Morena que impulsa mantenerse como movimiento y no constituirse en fuerza electoral. Inspirados en la experiencia boliviana consideran que así podrán construir alianzas con los partidos y obtener puestos de elección popular.
“Esto dividiría en dos las tendencias”, comenta otra fuente a Reporte Indigo. Una urge al pronto registro dado que los tiempos electorales están ya encima y la otra los ve con más calma. Esta última plantea una perspectiva con mayores pausas para ganar tiempo para organizarse y no necesariamente solicitar el registro ahora sino crear las condiciones políticas para contar con el candidato idóneo y proponerlo.
“Si bien es cierto que Marcelo puede ser el candidato del PRD, no necesariamente será el de las izquierdas; esto dependerá de la fuerza que levante algún otro candidato. Particularmente yo no veo a Andrés Manuel todavía fuera de la contienda por la Presidencia de la República dentro de seis años”, indica.
Además hay una preocupación real sobre el impacto de Morena en un amplio sector del Frente Progresista. Al observar el acervo de votos emitidos por el sol azteca se constata consiguió la votación más grande respecto a los más de 15 millones de votos obtenidos por López Obrador. El PRD que tuvo la mayor intención de voto sería el más afectado.
Y también, aseguran algunos, se verían amenazados ante la constitución de un cuarto partido el PT y Movimiento Ciudadano, que han sobrevivido y mantenido su registro gracias a las alianzas. Corren el riesgo de desfondarse, sobretodo por las disidencias internas: sus dirigencias son añejas y algunos apuestan por su recomposición.
“Morena es una amenaza real: se podría convertir en un partido con fuerte intención de voto y presencia social en prácticamente todos los estados de la República. Andrés Manuel no está descartado”.
En otra óptica, para algunas voces perredistas la emergencia de Morena supone buenas noticias:
“Es bueno para el movimiento de Andrés porque toma su propia ruta. Es bueno para el PRD porque, además de que nos permite diferenciarnos, abre una puerta de salida legítima en muchos casos de atrocidades que se cometen en nuestro partido. Se cuidará más no cometerlas y ser un mejor instituto. Y, sobre todo, es bueno para la sociedad pues le permite tener claridad sobre las distintas opciones de izquierda existentes.”
Respecto a la crítica que se hace a los partidos nuevos, sobre su financiamiento, fuentes consultadas consideran que esto no será un obstáculo:
“La parte formal no requiere de gran financiamiento, es simplemente la infraestructura mínima para el desarrollo de las asambleas. Es decir, espacios y equipamiento precarios: sonido, lugar para reunirse y adonde irán los funcionarios del IFE que testificarán el desarrollo de las asambleas y las votaciones y algunos gastos de transporte. Eso no representa un gasto muy complicado de comprobar con el apoyo de aquellos empresarios o financieros que públicamente podrán hacerlo”.
El gasto en la formación de partidos, sin embargo, suele ir mucho más allá de lo formal. El acarreo y dádivas a la gente que nutrirá las asambleas suele ser mucho más caro que los costos asociados con la infraestructura de las asambleas.
Es probable AMLO asegure su futuro partido cuenta con un elevado apoyo social y no requerirá de tales prácticas. Pero –se comenta– eso está por verse; sobre todo luego de la última reforma electoral que subió los requisitos clientelares para la formación de nuevos partidos. La pregunta, sueltan, es ¿quién financiará en realidad a Morena?
El factor AMLO
A principios de 2007 alguna gente apostó a que López Obrador no contendería en las próximas elecciones presidenciales. Otra mantuvo sus dudas, ubicándo al tabasqueño de entonces 52 años como un activo. Con sus 58 en 2012 y sus 64 años de edad, en 2018, aún sera presidenciable.
Quienes destacan esto, recuerdan que Cuauhtémoc Cárdenas contendió tres veces por la Presidencia de la República. Y allende México, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasi, al igual que Francois Mitterrand, en Francia, contendieron tres veces cuando consiguieron su objetivo.
También consideran que la de este año ha sido su mejor campaña, “le fue mejor, y en una tercera tendrá más experiencia y mayor conocimiento de los grupos de poder aunque no tenga la misma energía. Tendrá un capital político doblemente refrendado en 2006 y 2012”.
Se reconoce que varios diputados y senadores llegaron con su fuerza. Por ello es que pese a los pros y contras que suscitaría su nueva postulación desde ahora no se puede descartar a AMLO. Lo ven disputando la candidatura de las izquierdas en 2018 “a menos que algo verdaderamente grave pase, que cometa un gran error o que surja un liderazgo que lo rebase”.
Factor Ebrard
Marcelo Ebrard deberá crecer lo que tenga que crecer en la encuestas y probar que su candidatura es contundente.
Lo anterior lo señalan quienes observan que el saliente jefe del gobierno capitalino ubicó que en el proceso 2012 Andrés Manuel le llevaba ventaja y él no podía aportar demasiado en términos de la perspectiva de crecimiento.
Pese a las voces que lamentan no haya sido el candidato de las izquierdas, se apunta que de haberse postulado Ebrard se habría gestado una ruptura que, al final, hoy se materializa en el espectro de las izquierdas.
Consideran que tendrá que recorrer el camino que ya recorrió AMLO e incluso Vicente Fox. Cabe recordar que el guanajuatense inauguró la práctica de las elecciones adelantadas, haciendo cinco años de campaña que anunció muy tempranamente, desde que gobernaba en Guanajuato.
Por ello se piensa que el recorrido que Ebrard haga por el país y el mundo será una oportunidad para que pueda expresar mejor lo que piensa como político y demostrar es un estadista con la talla de ocupar la silla presidencial.
Esto, además, dicen, “elevará la vara a Andrés Manuel y a cualquier otro candidato; subirá el nivel de la contienda para la Presidencia... es una apuesta correcta”.
Factor Mancera
A Miguel Ángel Mancera se le considera una sorpresa, “un fenómeno político que hay que estudiar”.
En principio no figuró como candidato al gobierno del DF, no era el candidato para suceder a Ebrard pues su delfín era Mario Delgado, “a quien le invirtieron mucho tiempo y dinero”. Sin embargo, a final de cuentas, “el candidato gris” terminó imponiéndose y fue el mejor visto tanto por la clase política como por la ciudadanía.
Esto muestra para algunos que los mexicanos requieren candidatos que sean bien vistos más allá de los sectores populares. Esa fue la virtud de Mancera pues, apuntan, no lo asociaron a ninguna corriente o tribu. Ni con ningún jefe político más allá del jefe de gobierno capitalino. Tampoco lo asociaron con fenómenos de corrupción que han habido en el PRD, ni con una trayectoria partidista.
Sus virtudes, empero, juegan al mismo tiempo en su contra. A la vista está la debilidad interna para ganar cargos en su gabinete y la obligación que tiene de negociar con las fuerzas vivas en el territorio que gobernará.
Por otro lado, la captura de Mancera por René Bejarano es una realidad. Un botón de muestra: las comisiones más importantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que tienen un peso muy importante en el desarrollo de gobierno, están presididas por bejaranistas.
Presupuesto, Vigilancia, Administración Pública, Desarrollo Urbano, por poner algunos ejemplos, son comisiones que tienen una incidencia fortísima en la ejecución del programa de gobierno. Y están tomadas por bejaranistas que no operan bajo una lógica de gobierno o programa sino de espacios de poder para su grupo.
Aún con todo, la experiencia dicta que la capital del país es un gran escaparate. Es una entidad muy importante, el centro político del país, “y si logras conseguir mejorar el desempeño de los anteriores gobernantes, Mancera tendría posibilidades”.
Gobernabilidad en el Frente Progresista
Está claro que AMLO no reconocerá como presidente a Peña Nieto y habrá que ver qué actitud toman sus seguidores bajo el marco de Morena. Y qué impacto tendrá esto en la ciudadanía.
En la antepasada legislatura en la Cámara de Diputados se mantuvo la actitud de desconocimiento a Felipe Calderón. Sin embargo, paulatinamente, lo fueron reconociendo en Estados y municipios. Se avizora una zona de conflicto similar, aunque quizá con menos intensidad a la presente al arranque de 2006.
En la discusión de su programa, proyecto, construcción de ciudadanía y gobierno en el Congreso de la Unión es donde las izquierdas teóricamente se erigen como segunda fuerza. En los hechos, los tres partidos que conforman el Frente Legislativo Progresista están fragmentados y el PRD se convierte por ende en tercera fuerza política. Su reto será hacer un gobierno consecuente con lo que comunica y convoca.
“Es lo que se aspira suceda pero no creo pase. Seguramente habrá muchas negociaciones de los liderazgos perredistas con el gobierno federal, por un lado. Y con los gobiernos estatales, por el otro. Esto para ir conservando ciertas prebendas que les permitan mantener su fuerza al interior del partido.
“Hay muchas corrientes y muchos liderazgos de partido que viven de ser oposición, que no quieren dejar de ser oposición ni lo piensan porque serlo les ha permitido rentar menos que si estuvieran en el poder pero con relativa certeza.”
Varios consideran tendrán lugar negociaciones bilaterales con elementos del poder que podrían fragmentar más aún al PRD. Ello en el ánimo de que ciertos líderes se consoliden más, tengan más fuerza. “Dada la políticas de clientelas, necesitan tener más dinero y negociar con los gobiernos en turno”.
Pero también estarán presentes “las partes más congruentes”. Aquellas donde se ganó: la Ciudad de México comandada por Mancera; el Morelos bajo la mano de “un político ambicioso” como Graco Ramírez y el Tabasco de Arturo Núñez.
“En el conjunto habrá fragmentación y por otro lado una apertura de discusión sobre un nuevo programa, estará de verse si el partido lo va a arropar o no”.
2018: Tan lejos y tan cerca
Los dirigentes nacionales de los partidos Movimiento Ciudadano, de la Revolución Democrática y del Trabajo, analizan los retos que tienen por delante como integrantes del Frente Progresista y dan su opinión sobre el futuro de las izquierdas.
AMLO es el liderazgo más sólido: Dante Delgado
Para Dante Delgado Rannauro la política se va construyendo todos los días. Por ello considera no se debe hablar del 2018 en función de posiciones políticas y menos personales.
“Tenemos que pensar en el México del 2012 y el 2013 y lo que tiene que ir ocurriendo para atemperar el agravio que se tiene con la sociedad”, indica.
Frente a la presencia omnipresente de la figura presidencial en turno ubica cinco liderazgos clave en la escena nacional.
Como la figura política más importante después del Presidente ubica al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México electo: Miguel Ángel Mancera.
El liderazgo social “más sólido del país” recae sobre Andrés Manuel López Obrador. A Marcelo Ebrard lo califica como “un excepcional gobernante, de talla internacional, eficaz en todas sus acciones de gobierno”. Un liderazgo sólido, “surgido de abajo hacia arriba” recae en Ricardo Monreal. Y en el ámbito regional, desde donde se construye lo nacional, destaca el liderazgo de Enrique Alfaro, “una revelación por la gesta política que construyó”.
En el marco de la próxima constitución de Morena como partido, el ex gobernador veracruzano considera se perdió una oportunidad de haber creado un nuevo partido hace cinco años. “Nosotros lo planteamos con todas sus letras”.
Y agrega: “no se tomaron decisiones a tiempo. Desde mi punto de vista era más fácil derrotar al PAN en el poder que al PRI en el poder”.
Asegura, además, que con Morena habrá un desfonde real del PRD puesto que no se puede negar el liderazgo que AMLO tiene al interior de este partido. Y ello se reflejará en las elecciones de 2015.
Más allá de esto, Delgado Rannauro insiste en que hay que tener tranquilidad y concentrarse en reflexiones y propuestas en proyectos necesarios para el país.
Por ejemplo, propone que en el primer y quinto año de gobierno no haya elecciones pues se imposibilita construir acuerdos cuando en unos meses, por ejemplo los próximos, habrá elecciones en 14 entidades federativas.
“No hemos terminado de digerir la elección presidencial, la renovación en el Congreso y elecciones en varias entidades del país cuando nuevamente caemos en el ejercicio electoral que se convierte en un ejercicio electorero”, afirma.
Reconociendo que es una tragedia nuestra generación le ha quedado pequeña a las necesidades del país, lamenta que “muchos compañeros en lugar de defender posiciones progresistas protestan con la izquierda, negocian con la derecha”.
Se de procurar construir un nuevo acuerdo social que va más allá de lo que puedan opinar unos cuantos personajes
Aún así, insiste en que se debe procurar construir un nuevo acuerdo social que va más allá de lo que puedan opinar unos cuantos personajes.
Y es tajante al señalar que hasta después del 2015 “se podrá hacer una valoración política para ver cómo se construyen candidaturas para el 2018; pero para eso falta mucho tiempo”.
Por una renovación profunda: Jesús Zambrano - PRD
Hay que gestar un gran acuerdo nacional de todas las fuerzas políticas para darle a México lo que reclama y para lo que ya está maduro.
Así lo indica Jesús Zambrano quien destaca “hay que luchar desde todas las trincheras institucionales y políticas que tenemos de cara a la sociedad”.
Al cuestionarle para dónde se dirige el PRD que lidera, y cuál es su apuesta entre las posturas de control del partido vs. agenda programática apunta:
“Apuesto a que los agrupamientos, las fuerzas principales al interior del PRD hagan realidad lo que el sábado sus principales dirigentes concentrados en el Congreso Nacional de Nueva Izquierda expresaron. En el sentido de poner por delante el interés general del partido, de tender la mano para fortalecer al PRD, de poner todo lo que esté a nuestro alcance para una renovación profunda para hacerlo más fuerte, más claro en sus planteamientos y tener la capacidad de poder avanzar en un proceso de acumulación de fuerzas con miras a los retos político-electorales que tenemos de frente”.
Los comicios del próximo año en 14 Estados del país, las posteriores elecciones intermedias en 2015 así como en varios gobiernos estatales servirán, según el perredista, para ir preparando el terreno hacia el 2018.
El objetivo será darle confianza a la gente, refrendando el compromiso con la institucionalidad, la legalidad y las vías democráticas de acceso al poder.
Respecto a cómo enfrentarán una posible migración de las bases del PRD a Morena comenta:
“No hay que confundirnos acerca de quiénes son nuestros enemigos políticos, nuestros verdaderos adversarios: son el PRI y sus aliados”, dice.
Y se dice confiado de que aunque López Obrador crezca en áreas de influencia natural de algunos sectores significativos de la sociedad, el PRD mantendrá su voto duro y sus áreas de influencia bien definidas.
“Se molestan cuando digo que no va a haber desbandada, que no va a haber naufragio, que el PRD no se va a hundir porque así va a suceder”.
Reconoce la importancia de que se mantengan liderazgos fuertes en la izquierda que dan confianza a la sociedad. Habrá que ver cómo se llegará a finales de 2017 y principios de 2018, apunta, cuando se estén postulando candidaturas.
Como posibles figuras relevantes agrega las de “gobernadores que apenas van empezando y pueden jugar un buen papel, veamos cómo se proyectan ante el país y veamos cómo se mantiene los liderazgos actuales como el de Andrés Manuel y el de Marcelo”.
Reconociendo las recientes trifulcas en la Cámara de Diputados desacreditan al partido del sol Azteca, sostiene en dos meses estarán revisando “las reglas del juego: en el Congreso Nacional del PRD.
Y sobre si las izquierdas deben constituir un frente de partidos o ir por una ruta independiente, Zambrano apuesta por “trabajar para ir juntos, en unidad del conjunto de la izquierda. Ya sea que logremos crear las condiciones para ir como en Uruguay en un frente amplio o como un partido electoral donde convivan respetándose distintos partidos de izquierda, con un programa general común”.
Unidos en el Congreso: Alberto Anaya - PT
“Se ha creado un Frente Legislativo de las izquierdas que tenemos interés en mantener, sobre todo para temas nodales”.
Las palabras son de Alberto Anaya quien comenta que frente a los desacuerdos que ya se han hecho presentes en el PRD, el partido del que es fundador y actual diputado fundador y actual diputado se ha mantenido hasta el final completo.
Dado que están en puerta temas difíciles en la agenda política y parlamentaria como la reforma energética y la reforma hacendaria, “cruciales para el país”, Anaya conmina a que la izquierda se mantenga unida en el terreno legislativo.
En el terreno político, afirma, el PT buscará construir acuerdos y alianzas con otras fuerzas de las izquierdas, siendo que en unos meses tendrán lugar 14 procesos electorales en la República mexicana.
Para el legislador petista la decisión de Andrés Manuel López Obrador de formar un nuevo partido es responsible y tiene derecho a llevarlo adelante. Pero, acota, que ojalá la nueva entidad política pueda participar “dentro de los acuerdos de las izquierdas, para poder vivir todos unidos”.
Anaya forma parte de quienes opinan que Morena como partido político sí va desfondar al PRD principalmente.
“Andrés viene del PRD y es donde tiene más seguidores… el que va a salir afectado es el PRD aunque puede darse un fenómento más comunicante…”
E indica que a su partido le impactará medianamente la constitución de un cuarto partido de izquierda:
“Algo nos va a afectar a nosotros pero no tenemos un voto duro más focalizado: el PT se ha mantenido entre el 3 y el 5 por ciento” en la preferencia del voto.
Respecto a las posibles candidaturas que ya se van dibujando rumbo al lejano y cercano 2018, el petista considera habrá mucha riqueza de candidaturas.
Él es de la opinión que López Obrador tiene derecho a insistir y postularse de nueva cuenta. Sería la tercera ocasión pero, precisa, hay otras personalidades que así lo hicieron en el pasado, “como es el caso de Lula, que llegó hasta la cuarta ocasión. El propio Allende llegó a la cuarta vez, Mitterrand llegó a la tercera, Daniel Ortega llegó a la cuarta o quinta”.
Ve a cuatro posibles contendientes apuntados para contender por la silla presidencial:
“Andrés de nueva cuenta, Marcelo lo ha manifestado, Mancera se va a entusiasmar y yo creo Juan Ramón de la Fuente va a ser la cuarta”.
Alberto Anaya apuesta a coadyuvar en la unificación de un polo de las izquierdas a manera de un partido frentista, “una coalición de distintas entidades de las izquierdas pero siempre unificados.
“Estamos convencidos de que si no hay unidad de la izquierda no vamos a poder remontar las situaciones que hoy se viven y sobre todo acceder a la Presidencia”.
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