viernes, 18 de enero de 2013

Astillero

  • Rudeza en Migración e Inmujeres
  • Ardelio represor
  • Lorena: más Edomex
  • Al estilo Al Qaeda
Julio Hernández López
 
Foto
EN EL FESTEJO DE ANTONIO CHEDRAOUI El obispo Antonio Chedraoui, de la Iglesia ortodoxa de Antioquía, celebró ayer su cumpleaños en la catedral de San Pedro y San Pablo en Huixquilucan. Posteriormente ofreció una comida, a la que asistieron diversas personalidades de la política, la religión y el empresariado nacionales, entre ellos José Antonio Meade, Carlos Slim, Norberto Rivera, Eruviel Ávila, Manuel Mondragón y Kalb y Miguel Ángel Mancera. En la imagen, durante la interpretación del Himno NacionalFoto José Antonio López
 
La iglesia (migratoria) en manos de Lutero (represor). Enrique Peña Nieto ha hecho saber el calibre (no sólo en sentido figurado) de su compromiso con la legalidad y los derechos humanos al designar a Ardelio Vargas Fosado como director del Instituto Nacional de Migración. En un tema tan sensible, en términos humanos e institucionales, el ex gobernador del estado de México premia y da peligroso poder a un policía acusado de manera reiterada de violar derechos humanos y de pasar por encima de la ley. Vargas Fosado es la reivindicación del espíritu represivo expresado en San Salvador Atenco, en Oaxaca y en Puebla, donde Ardelio dejó indeleble marca violenta sin castigo.
Con esta decisión cavernícola, la nueva administración federal apunta a que continúen la explotación y las violaciones contra los centroamericanos que cruzan el país rumbo a Estados Unidos (sobre todo en los estados del sur mexicano), se trasladan los métodos y filosofía de la Policía Federal (en donde Vargas fue poderoso comisionado) a la de por sí muy delictiva estructura actual de los agentes de migración, se privilegian el uso de la fuerza, las redadas y la corrupción, por sobre la necesaria depuración de ese INM y la búsqueda de respeto a los derechos humanos. Además, se garantiza a Estados Unidos el cumplimiento de las políticas de seguridad nacional de Washington, continuando con la tarea infame de convertir la frontera sur de México en filtro sangriento de desaliento a las corrientes migratorias centroamericanas.
También deplorable ha sido el desenlace del capricho de Los Pinos en cuanto al Instituto de las Mujeres (Inmujeres). Siempre con el dedo elector puesto en la paisana Lorena Cruz, el licenciado Peña Nieto trató originalmente de adscribir el Inmujeres a la Secretaría de Desarrollo Social. Luego, con Rosario Robles como activista del peñismo en busca de desactivar a las activistas que se oponían a esa sectorización, se abrió un periodo de presunta consulta (mediante una tramposa convocatoria pública para que se anotaran quienes desearan participar como aspirantes al cargo) entre grupos de feministas que ha desembocado en el dedazo siempre sabido, es decir, a favor de Lorena Cruz, que fue funcionaria del gobierno de Peña Nieto en el estado de México y que en 2010 se opuso a que se emitiera una declaratoria de alerta de violencia de género en dicha entidad a causa del aumento de agresiones y asesinatos contra mujeres. Por otra parte, y aunque es una arista diferente, también ha de anotarse que las pocas mujeres incluidas en el gabinete peñista tienen salarios inferiores a los de los hombres con similar categoría laboral.

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