Zimapán.- De entrar en funcionamiento el tiradero tóxico en Zimapán, Hidalgo, las consecuencias para la población local podrían ser muy graves. Ante esta posibilidad, Greenpeace México, a través de su Director de Campañas, Gustavo Ampugnani, expresa su más profundo rechazo al proyecto, y ha enviado la siguiente misiva fijando su postura al respecto, dada a conocer por el Movimiento Ecológico Zimapán Libre
En ella, Greenpeace México expresa de manera textual: “Confinar residuos peligrosos no es la solución para gestionar la basura de las industrias, sino ocultar el problema, transferirlo de las industrias a las comunidades y, finalmente, postergar la aplicación de acciones encaminadas a transformar la manera en que se producen los bienes materiales.
“Un confinamiento tiene una vida útil de alrededor de 20 años, tiempo en que los residuos comienzan a lixiviar, contaminando así los mantos freáticos y el suelo, entre otros problemas. La verdadera solución al manejo de los residuos es dejar de generarlos, adoptando procesos de producción limpia y sustituyendo las sustancias tóxicas y peligrosas por otras no contaminantes.
Greenpeace considera que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales debe avocarse más a desarrollar políticas que promuevan la producción limpia y la sustitución de tóxicos en vez de promover la instalación de cementerios de residuos tóxicos como el de Befesa en Zimapán.
“México ya tiene experiencia lamentable con los confinamientos de residuos tóxicos, tanto legales como ilegales. Ejemplo de lo primero son los problemas que Mina, Nuevo León, enfrenta debido al mal manejo del confinamiento de la trasnacional Vivendi que dejan ver que este tipo de instalaciones no son una opción y que, por el contrario, generan severos daños al ambiente y a la salud de los ciudadanos.
Los confinamientos no son formas de disposición final de los residuos si no cumplen con la premisa de no ocasionar daños en el ambiente y la salud. Enterrar materiales peligrosos es una forma de postergar los daños que siempre terminan padeciendo los habitantes de una comunidad y el medio ambiente.
Greenpeace cree que la solución a los residuos peligrosos no son los confinamientos o la incineración, sino la producción limpia. Las empresas deben rediseñar sus productos y procesos productivos para dejar de generar ese tipo de desechos. La pregunta que deben resolver las autoridades y las empresas es “¿qué hacemos para no generar residuos peligrosos?” y no “¿qué hacemos con los residuos?”.