No tuvo tiempo el gobierno de Allende para cumplir todas las rutas señaladas en su programa en materia de difusión de la cultura, promoción del libro y reforma universitaria y educativa en general. Su programa de la nueva organización de la escuela primaria, que contenía principios de la llamada educación activa y algunos aspectos de educación sexual, fue saboteado en las Cámaras y reprobado por el Episcopado y por las fuerzas de la derecha. Sin embargo, se lograron algunos avances en materia educativa, y el magisterio recibió apoyos, tanto financieros como intelectuales, inéditos en la historia de Chile. Por esa razón un buen número de maestros fue partidario de la Unidad Popular y salió a las calles para apoyar las nacionalizaciones y las medidas de planeación social del gobierno allendista que, contra viento y marea y siempre dentro del marco legal, cumplió una buena parte de sus promesas de campaña y tuvo que enfrentar las feroces reacciones del capital privado, salvo honrosas excepciones, y del capitalismo transnacional.
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