Gustavo Leal F.*
Casi en el ocaso del foxismo, el 6 de septiembre de 2006, la asamblea de trabajadores del Hospital Nacional Homeopático denunció como “farsa” la “acredi- tación” del establecimiento para supuestamente “prestar servicios a los derechohabientes del Seguro Popular”.
Por encubrir las carencias y pretender engañar a la población, impidieron la entrada al director del nosocomio y su administrador, y señalaron que, frente a la obsolescencia de los equipos, esa “acreditación” se había logrado con préstamos: cinco incubadoras, porque las 500 personas que laboran en él y los 13 espacios destinados a la consulta externa carecen de los más elementales equipos de diagnóstico e instrumental. Pero los directivos también consiguieron medicamentos prestados y maumanómetros, además de colocar apresuradamente cortinas para dividir el espacio entre pacientes en el área de hospitalización.
Los trabajadores describieron violaciones a los derechos laborales de 57 profesionales que tenían hasta tres años de antigüedad pero sin plaza de base, así como de muchos otros que no percibían el pago por riesgo profesional. Igualmente, demandaron la contratación de al menos 80 médicos y 70 enfermeras, “sólo para cubrir el déficit existente en los diferentes servicios clínicos y habrá que ver si, de cubrirse esa plantilla, será suficiente para atender la demanda de los derechohabientes del Seguro Popular”.
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