Directo y a la cabeza, ciertamente hipócritas, como dice el New York Times, pero es verdad lo que afirma el gobierno del país vecino: la corrupción en México ahoga la posibilidad de atacar con eficacia al crimen organizado. Un ejemplo es suficiente: las autoridades sólo detectan 1% del narcolavado.
Los calificativos desvirtúan, simplifican y anulan el diagnóstico, como es el hablar de Estado fallido. Lo que sí existe es un gobierno impotente e incompetente para enfrentar los problemas que se padecen. Gobierno son todos: el federal, el de los gobernadores y el de los ayuntamientos. También se le suma el Congreso y, desde luego, el Poder Judicial federal, santuario de funcionarios legalmente enriquecidos y complacientes sobre la triste situación de la justicia en México. El circuito de la impunidad a todos incluye y, en ciertos casos, a la misma sociedad.
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