La política con frecuencia se maneja en base a mensajes. En veces no muy claros, debido a la sutileza de quien los transmite; y en veces terriblemente contundentes, también dependiendo de la personalidad del emisario.
Como fue el caso del Lic. Fernando Gómez Mont, quien al parecer, acorde con su propio estilo, por cierto, no muy adecuado para quien tiene su responsabilidad (de recordar aquel “los estamos esperando” que bravuconamente les espetó a los narcotraficantes)
En Mérida envió un claro e impolítico mensaje que, oprobiosa y dolorosamente vino a confirmar lo que estamos viviendo los mexicanos: Una ya poco disimulada dictadura (grosera también cabría) en la que las Leyes, el Estado de Derecho y la Justicia, son palabras y frases muertas, propias para los discursos internacionales y las campañas políticas.
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Como fue el caso del Lic. Fernando Gómez Mont, quien al parecer, acorde con su propio estilo, por cierto, no muy adecuado para quien tiene su responsabilidad (de recordar aquel “los estamos esperando” que bravuconamente les espetó a los narcotraficantes)
En Mérida envió un claro e impolítico mensaje que, oprobiosa y dolorosamente vino a confirmar lo que estamos viviendo los mexicanos: Una ya poco disimulada dictadura (grosera también cabría) en la que las Leyes, el Estado de Derecho y la Justicia, son palabras y frases muertas, propias para los discursos internacionales y las campañas políticas.
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