Al anunciar el tamaño del boquete en las finanzas públicas, a Carstens no lo movió salvar prestigio, sino ganar un poco de dignidad. La posibilidad de ser gobernador del Banco de México se aleja y en los próximos días o semanas, pasaría a ser removido por su jefe o por la circunstancia. No es una tragedia y quizás él tenga en mente a don Hugo B. Margáin, un funcionario honorable, despedido en 1973. El hecho es que Carstens ha sido el primer secretario, desde López Portillo, en someterse a los dictados políticos de Los Pinos. Igual que en aquella época, la economía y sus cifras se manejan en la casa presidencial. Aunque ahora el Presidente sea del PAN, exista poder dividido, democracia electoral y estabilidad macroeconómica, cobran fuerza el déficit fiscal, el aumento de la deuda y la desproporción del gasto corriente, como en el México de anteayer.
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