Entrevista hecha por Patricio Cortés para Forum.
“Nosotros (la izquierda) tenemos que ser creíbles para la gente, porque vienen capítulos muy grandes y no hablo del 12 hablo del 10. En 2010 van a pasar muchas cosas en México, se va a empezar a deformar la situación precisamente por la crisis económica, por la crisis política y tiene que haber una izquierda consolidada que pueda plantear una alternativa. Ya están en internet los llamados a la rebelión, eso es muy grave porque en este país las armas las tiene el narco”, advierte a Forum Porfirio Muñoz Ledo.
Para el político y analista es necesario entender el sentido histórico de las cosas y por tanto para entender el resquebrajamiento de la política, hay que referirse a puntos transcendentes de nuestra historia y hacia ahí nos lleva.
¿Qué pasó con la política mexicana que parece haber roto todas sus reglas?
—Sigue siendo la prioridad de las prioridades la reforma del Estado. Este país tiene que llamar a un constituyente, porque lo que está pasando ahora es la quebrazón, como le llaman en las fábricas a lo que se va cayendo. La política mexicana es 90 por ciento quebrazón porque la transición democrática que pretendimos fracasó después del fraude del 88 y se fue transmitiendo el poder a la derecha y sobre todo a poderes sobre el Estado, pero si usted no analiza los fenómenos en su conjunto no se entiende absolutamente nada.
Antes había mucha estabilidad política, aunque enmarcada en un terrible autoritarismo.
—Nosotros rompimos esa política estable, ése fue el debate con Miguel de la Madrid. Las conversaciones que tuvimos con De la Madrid en el 87-88 son fundamentales. El viejo sistema privilegiaba la estabilidad sobre la democracia, incluso sobre la justicia. El desarrollismo es estabilidad con crecimiento.
“Yo no digo que no hubo avances sociales, los hubo, insuficientes, pero privilegiaba el control político del país. Entonces nosotros propusimos un modelo más democrático. Miguel de la Madrid no podía aceptarlo porque él era un subproducto del antiguo sistema. Él no se había formado en la política y como tecnócrata, como financiero, privilegiaba todavía más la estabilidad que servia a sus fines económicos, sin tener la sabiduría que tenían los políticos de antaño para ir acomodando el sistema, adaptándolo a los tiempos. De la Madrid usó el sistema que heredó, pero no lo enriqueció. Era el momento de empezar a abrir la política del país por la sencilla razón de que estaba abriendo la economía”, complementa.
El experimentado político nos refiere: “A partir de ahí el momento culminante de la historia política contemporánea es el 88, si todos hubiéramos entendido de alguna manera, como yo lo propuse, de iniciar una gran movilización social para evitar la consumación del fraude, este país habría cambiado. ¿Hacia dónde? No lo sé.
En 2006 se intentó esa movilización y no se logró nada.
—Son dos problemas distintos. Cuauhtémoc Cárdenas hizo una negociación en las sombras con (Carlos) Salinas, él dice que no existió, que no hablaron de nada, pero tuvo los mismos efectos. Él pidió nada más que se limpiaran las elecciones, pero ¿quién las iba a limpiar si no había ni IFE, ni nada? Él desmovilizó a la población. La diferencia es que Andrés Manuel no la desmovilizó y sí asumió que era presidente legítimo. Los resultados son distintos pero no tan distantes. Unas son las causas de una decisión personal del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, seguramente orientado por los partidos y por la propia familia, de desmovilizar, de la utopía de que iba a crear un partido y ¿para qué?, ya teníamos cuatro. Juntarnos todos, eso sí, lo que no se hizo. En el caso de Andrés Manuel López Obrador él representó el ala social del movimiento, mantuvo la esperanza de la gente, la mantiene todavía. Ahí fallaron otros resortes, la historia hay que escribirla, así como hay un libro de Martha Anaya que es crucial sobre el 88, habrá que hacer otro de toda la bibliografía y las entrevistas del 2006.
¿Cuáles fueron esos resortes que fallaron en 2006?
—Lo que no hay que olvidar es que la Convención Nacional Democrática acordó solemnemente por unanimidad no permitir la toma como presidente de Felipe Calderón. Ésa es la parte que falló esencialmente porque, como en el 88, hubo distintas opiniones y predominó claramente, como en 88, el evitar la violencia. Yo soy partidario de la movilización que no necesariamente conduce a la violencia, pero que mueve. Que hayan tumbado el Muro de Berlín no significó que los agarraran a balazos, eso no es cierto. Los balazos es pensar en términos de la Revolución mexicana, el mundo ha evolucionado mucho desde entonces.
“Para mí la clave es que un sector importante de diputados y algunos senadores cumplieron su papel, pero otros dirigentes francamente permitieron la entrada de Calderón. Lo que había que impedir era la toma de protesta para generar el supuesto constitucional de la vacancia y hacer un gran movimiento nacional que pidiera un gobierno interino. En ese momento habría un gobierno interino que en un término de 18 meses debe convocar a nuevas elecciones. Todos los países encuentran soluciones en el orden constitucional. ¿Ya para qué contar votos? Ya los votos no servían para nada, ni el voto por voto”, opina.
¿Con toda su experiencia política, realmente pensaba que les iban a reconocer el triunfo?
—Yo sí, está escrito. Entonces claro que sí ¿por qué iban a hacer otra cosa? Cuando De la Madrid se dio cuenta de que estaba ascendiendo nuestro voto se preocupó mucho, la gente salió del campo, rompió sus ataduras. Yo no estaba confiando en papá gobierno, confiaba en la movilización de la gente. Los soldados no hubieran disparado contra millones de personas aunque De la Madrid diga y repita que lo hubieran hecho ¡Claro que pudimos haber cambiado la historia en el 88! Nos falto... Como nos metimos con partidos que estaban haciendo su agosto y creciendo, eran partidarios de una vía más tranquila y ellos no tenían las perspectivas.
¿Y en 2006, después de su experiencia del 88, creía que reconocerían el triunfo a López Obrador? ¿No esperaba el fraude?
—Sí, pero no era la idea predominante. Yo no estaba en el equipo de campaña, estaba en el Consejo Consultivo. Las veces que hablé con los responsables de esto les dije que mucho cuidado con el IFE, que tenia datos concluyentes, discusiones muy fuertes con Luis Carlos Ugalde, que se estaba perpetrando algo, pero lo dejaron ir muchos de los organizadores porque Andrés Manuel iba muy arriba. Este fue un viejo dilema de la izquierda: denunciar el fraude a precio de ahuyentar a los votantes o hacerse un poco de la vista gorda y confiar en la victoria. Para mí se rompió el orden legal ya con el desafuero, era suficiente para saber lo que iba a pasar. El presidente de la República organizó, esto, no lo hubiera hecho un presidente del PRI. Con eso bastaba para decir no vamos más, decir no vamos a permitir el fraude bajo ninguna circunstancia, se acabó ¿Cómo que no se va a ganar? Si pasa algo grave, ni modo ya pasó, la historia tiene que escribirse con determinaciones, no con retracciones.
¿Aún existe en el PRD izquierda combativa?
—¡Hay de todo en la viña del señor! Yo creo que la izquierda que encabeza Andrés Manuel López Obrador sigue siendo muy combativa la base y ahora mucho mejor organizada que antes, pero también tenemos una izquierda acomodaticia, una chambista y otra que es un pretexto de la modernidad, que no hace la denuncia clara de que nosotros representamos un modelo distinto, lo que se presta a todo tipo de arreglos a cambio de ventajas menores.
¿Será que hay hombres de derecha de closet en la izquierda oficial, la reconocida?
—No, yo no creo que sea eso, creo que hay muchos temperamentos y muchos intereses y a veces le hacen el juego a la derecha. Yo no estoy de acuerdo en que se confunda a la izquierda con los partidos, ése es un error garrafal. Hay una izquierda intelectual del país, parte de ella es el Consejo Consultivo del Frente Amplio Progresista, hay una izquierda social de distintos objetivos, hay una izquierda laboral que ahora no se ve en México, se han perdido y ahora están plegados al nuevo sistema. Hay una izquierda alternativa, contestataria, no solamente por el subcomandante Marcos y lo que se quiera representar y luego hay difusas, si usted quiere la izquierda altermundista.
Añade: “Los partidos son vehículos para llegar al poder, pero en México se rompió la relación entre el sistema representativo y los movimientos sociales en el 88, porque los cuatro partidos que nos apoyaron no tenían ni el 15% de la votación y nosotros tuvimos más de 40%, fue la sociedad la que se expresó y junto con sus organizaciones fue relegada”.
Advierte: “En México no hay una ley de partidos, no hay las válvulas de escape. Hay desigualdad en el trato a los partidos que tiende a coagular el poder de quien ya lo tiene. No hay candidaturas independientes, no hay partidos locales, no hay un control de los gastos de los partidos, si eso no cambia las cosas no se van a poder arreglar”.
Prosigue con la pasión que caracteriza sus discursos: “El sistema de partidos, y más una transición que no se han completado, están en permanente evolución. Que el PRI esté aspirando nuevamente al poder es una aberración histórica, es una señal el que el PAN haya sacrificado su prosapia supuestamente democrática, primero al apoyar a Salinas y hacer un compromiso, luego con el fraude del 2006. El PRI aspira a regresar al poder por la peor de las vías: haber convalido el fraude dos veces. Los partidos de izquierda, por la reforma electoral que hicieron, no pudieron presentarse en coalición”.
También se ha roto la regla del silencio de los expresidentes.
—En un país donde un expresidente de la República que impuso a su sucesor a base de apretar todas las tuercas que quedaban en su poder y que lo llevó al poder de modo fraudulento, diga que ese heredero fue cómplice del narcotráfico y que además es un criminal, que se robaron hasta la caja chica, en ese país si no actúa el Ministerio Público (que depende del Ejecutivo) el actual presidente está siendo cómplice. Debe abrirse una investigación inmediata. ¿Qué clase de país somos? En Estados Unidos cayó Nixon por un asunto mucho menor. ¿En qué otro país la gente sigue aguantando, a lo tonto, que el Ministerio Público dependa del Ejecutivo? Es el único país que queda en el mundo.
Estalla en Forum contra el gobierno: “Tienen frenado el cambio y la reforma porque no quisieron hacer democracia, quieren quedarse con los restos del poder. Ha sido antidemocrática la transición, se apoderaron de los resortes del poder y los usaron de modo vulgar, lo han hecho esencialmente de modo ilícito.
Hace años alguien me dijo que cuando llegara un partido distinto al PRI al poder, haría más destrozos que un chivo en una cristalería.
—Tenía razón, salvo que nosotros éramos una clase política formada económicamente, hecha y derecha, y ahí los equilibrios no se manejaron bien y por eso no había que darle a los partidos que no tienen experiencia de gobierno más que funciones parlamentarias, mientras se formaban. Yo tuve un debate con Calderón cuando era joven y vivía en la otra cara de la luna. Lo que debió haber gobernado en este país es la izquierda del sistema. Nosotros nos prendimos como izquierda del sistema. Siempre supimos, en la función pública, sobre todo en el periodo desarrollista, donde estaba la izquierda y donde la derecha, quienes estábamos a favor de más fondos para el desarrollo económico, de la alza constante de los salarios para mejorar el nivel de vida, del aumento del presupuesto para educación, salud y vivienda, de la rectoría del Estado; y quienes estaban por la economía de mercado. Esto se vio muy claro cuando termina el periodo de desarrollo estabilizador. Terminó un periodo, la clase política le dio demasiado poder a la clase tecnocrática, fueron los que se endeudaron, no nosotros, yo estuve contra el endeudamiento y fueron apoderándose de la situación.
Explica: “Los grandes centros de poder mundial tenían dos métodos para controlar a los países de la periferia, el método pentagonista: a través de los secretarios de la Defensa, lo que llevó a las dictaduras militares, y el método financista: ir endeudando a los países de modo que la clase tecnocrática tuviera las decisiones porque era la que podría endeudarse, renegociar la deuda, la que establecía las condiciones de renegociación hasta que se apoderó del poder”.
En 1988 nosotros teníamos más gente para gobernar que ellos, dentro del gobierno mismo. Yo tenía 300 colaboradores que conocían los resortes del Estado. La gente lo intuyó, por eso en los primeros mítines nos gritaban “¡Viva el PRI bueno!”. Está escrito por (Daniel) Cosío Villegas que la única manera de salvar al país, sin comprometer su estabilidad y su desarrollo era que ganara el ala progresista y nacionalista del gobierno. Todo sucedió entre los años 70 y 80 y la decisión histórica es el nombramiento de Miguel de la Madrid, que todos sabíamos que era un funcionario competente en su ramo, pero que representaba los intereses de la clase tecnocrática del país.
Pues si lograran algo en 2012, ya no cuentan con esos cuadros.
—Es otro mundo, habrá que reconstruir la clase política pero se ha hecho, no se puede decir simplemente ya no hay nada. ¿Cómo se construyó el socialismo democrático en Europa? ¿Cómo lo construyó con Felipe González o Mario Suárez o en Alemania en la posguerra? Se construyó con cuadros nuevos, sacados de las universidades, de las pequeñas y medianas empresas. Hay que ver cómo se ha formado, lo que pasa es que esto no se quiso aquí, se entregó el poder de la izquierda a las tribus de partidos que habían medrado del gobierno. Los chuchos son los que vienen del PST (Partido Socialista de los Trabajadores) de (Rafael) Aguilar Talamantes. Fueron errores históricos.
Usted encabeza las listas del Partido del Trabajo para diputados. ¿Qué piensan lograr con unos cuantos escaños?
—¡Oposición! Lo que yo hice en el Senado, compañero! ¡Ya se olvidó lo que yo hice! Éramos cuatro, pero que ruido hicimos, éramos una oposición de adeveras, nunca se aceptó un sólo cachondeo, éstos aceptan el primero que les viene. Lo que hicimos en la Cámara de Diputados, aliarnos con otros hasta ser mayoría. Hay que estar frente al gobierno y en contra del gobierno, hay que entender que la democracia es un juego entre oposición y gobierno. La oposición no actúa como oposición, porque tiene miedo que le digan no eres constructivo, parece que estamos en la época del PRI. Hay que construir una oposición que represente a la sociedad.
Tras despedirnos de Porfirio Muñoz Ledo crecen las interrogantes hacia el futuro cercano y hasta cuándo romperemos el círculo vicioso surgido en los 80.