Prepara un nuevo libro, viaja por el país para entrevistarse con operadores del priismo, asiste a bodas y apadrina matrimonios, hace supuesto turismo sin discreción alguna, se deja fotografiar sin recato y, en su residencia de Camino a Santa Teresa, en la Ciudad de México, recibe a grupos y personajes de los negocios y la política… sobre todo a los de su partido. Todo con el objetivo que uno de sus allegados describe con esta frase: "construir consensos…". En realidad, Carlos Salinas de Gortari utiliza sus prevalecientes influencias y su poder con el fin de establecer las reglas del juego para que él y su grupo dentro del PRI impongan su ley en la conducción del país durante los próximos tres años para alcanzar, en 2012, su meta final: Los Pinos.
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