miércoles, 9 de septiembre de 2009

Mercadotecnia presidencial

JESúS CANTú

Ante su debilitamiento político, en su tercer informe de gobierno el presidente Felipe Calderón apostó otra vez al posicionamiento mediático, con un discurso impactante y efectista, pero plagado de falacias y carente de propuestas concretas.
Abrumado por la ausencia de resultados positivos en los ámbitos político, económico y social, recurrió a lo que mejor hace: la mercadotecnia política. Como hace casi tres años, cuando rindió protesta en San Lázaro, optó por dirigir su mensaje a un público selecto y a modo, frente a una cámara de televisión y un micrófono.
En el bien articulado mensaje, Calderón primero describió la adversidad que le tocó enfrentar y se presentó como una víctima inerme que pese a todo se atrevió a encarar los problemas y evitó que sus consecuencias fueran peores. Después enunció una serie de buenos deseos, incontrovertibles pero muy poco novedosos y en su mayoría irrealizables dada la debilidad política de su partido en la recién instalada Cámara de Diputados.
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