02 de Octubre, 2009 - 12:22
A Lula le costó trabajo llegar a la Presidencia de Brasil porque la oligarquía de su país le tenía miedo. Lo combatieron con todo, pero al final, después de mucho trabajo, llegó al poder. Y el que iba a ser el ogro comunista se convirtió en un extraordinario gobernante. Hoy, después de un brillante discurso de Lula, Río de Janeiro ha obtenido la sede para las Olimpiadas de 2016. Qué envidia me dan los brasileños. Ellos, con un gran presidente. Mientras nosotros, en México, vivimos asustados soportando error tras error del incompetente Calderón. Desde luego, la incompetencia de Felipe no deriva de sus capacidades intelectuales o de su formación, sino de otro factor: su ilegitimidad. Por su origen espurio, Calderón no ha encontrado los consensos para gobernar adecuadamente. De ahí su enorme fracaso. Pero no nos desesperemos, si seguimos luchando podremos hacer que la resistencia triunfe en 2012. Para que a partir de se año la gente, encabezada por un líder de verdad como Andrés Manuel López Obrador, empiece ya a cambiar a México
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