No hace mucho cayó a mis manos un escrito conocido de antaño, con las palabras de Amós, pastor de Técoa, uno de los llamados profetas menores, que vivió allá por el siglo VIII antes de Cristo.
Leer lo que profetizaba en aquellos remotísimos años y ver el dolor y la angustia de millones de pobladores del planeta en los días que vivimos hace pensar que los seres humanos estamos ayunos de humanidad... y lo más triste es que en este trozo de tierra en el que nos tocó nacer y al que llamamos patria, no sin una buena dosis de orgullo, ese dolor y esa angustia enormes son también un amago perenne para los menos y una cruel y cotidiana realidad para millones.
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Leer lo que profetizaba en aquellos remotísimos años y ver el dolor y la angustia de millones de pobladores del planeta en los días que vivimos hace pensar que los seres humanos estamos ayunos de humanidad... y lo más triste es que en este trozo de tierra en el que nos tocó nacer y al que llamamos patria, no sin una buena dosis de orgullo, ese dolor y esa angustia enormes son también un amago perenne para los menos y una cruel y cotidiana realidad para millones.