Asa Cristina Laurell
Las prioridades de un gobierno no están en su discurso, sino en su
presupuesto y en la manera de repartir las cargas impositivas. Ya se
aprobó una Ley de Ingresos que carga sobre los ciudadanos el incremento de
impuestos y no toca los privilegios de los grandes corporativos.
El proyecto de presupuesto de salud revela las prioridades en este ámbito
y documenta la insistencia en el Seguro Popular, así como la continuación
del desmantelamiento del IMSS. Se observa, además, que las lecciones de la
epidemia de influenza A/H1N1 no fueron asimiladas.
Ésta reveló dos problemas de fondo del sistema de salud mexicano. Por un
lado, resultó evidente que el plan de vigilancia epidemiológico no cumplía
con su objetivo; por otro, no se detectaba y atendía adecuadamente a los
enfermos en el nivel básico, los centros de salud y las clínicas. ¿Cómo se
reflejan en el presupuesto las medidas para revertir estos problemas, que
son los mismos de cualquier epidemia y no sólo de la de influenza?
Los hechos
El primer hecho ominoso es la disminución del presupuesto para 2010 del
Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica en 23 por ciento o 276
millones de pesos, en términos reales. Podría pensarse que este monto
habría sido trasladado a la subsecretaría de Promoción y Prevención, pero
no es así, ya que ésa apenas cuenta con un incremento de 29 millones.
Otra posibilidad sería que se le hubiera otorgado a la empresa paraestatal
Birmex –generadora de reactivos y biológicos –, para fortalecer la
capacidad nacional de producción de vacunas, pero tampoco es el caso. Su
presupuesto tiene una disminución de 144 millones respecto de 2009.
El análisis del segundo problema, es decir, la debilidad de los centros de
salud y clínicas, y su expresión en el presupuesto no conduce a resultados
muy diferentes. Así, el monto total de salud disminuye en 1.35 por ciento
en términos reales. El gran perdedor es el IMSS, que pierde 5.3 por
ciento, seguido por los sistemas estatales de Salud, con una disminución
0.6 por ciento. La Ssa (ramo 12) tiene un incremento de 0.3 por ciento. El
ISSSTE es el gran ganador, con un aumento de 14 por ciento.
La distribución del presupuesto en cada una de estas instituciones revela
que, con excepción del ISSSTE, hay un decremento en el rubro de salarios
entre 3.1 y 12.8 por ciento. Esto significa la congelación de salarios y/o
el despido de personal operativo en instituciones que ya tenían carencias
en este rubro.
En todas las instituciones existe una disminución sustancial en inversión
(infraestructura y equipo médico), aspecto que ha sido insuficiente
durante los cinco lustros recientes. Su mengua global es de 39 por ciento.
Esto significa que la supuesta palanca del crecimiento –construcción y
empleo – es claramente recesiva en este sector. Los recursos para
medicamentos, insumos médicos y mantenimiento de equipo e instalaciones
también decrecieron globalmente en 6.3 por ciento, a pesar de que en el
ISSTE hay un aumento de 19 por ciento. El recorte en estos rubros
significa que los elementos necesarios para mejorar los servicios y
ampliar la capacidad de atención oportuna sufren un recorte importante.
Las únicas partidas que crecen son las clasificadas como “otros gastos
corrientes” (173 por ciento o 14 mil 683 millones de pesos) y “subsidios”
(2.7 por ciento o mil 288 millones de pesos). La mayor parte de este
incremento presupuestal se destina a la Comisión Nacional de Protección
Social en Salud (CNPSS), con 9 mil 834.70 millones de pesos en el primer
rubro y mil 267.6 en “subsidios”.
Con este monto no se amplían los servicios ni la capacidad para operar la
vigilancia epidemiológica. Una pieza clave en este aspecto es la detección
en campo de nuevos casos y la realización de cercos epidemiológicos, a
cargo del personal de los centros de salud. El incremento al rubro
“subsidios” se canalizará a los estados para atención de sus nuevos
afiliados al Seguro Popular pero, por ley, no es aprovechable para
vigilancia epidemiológica ni para atender a los no afiliados.
Los “otros gastos corrientes” de la CNPSS están conformados por una bolsa
poco transparente usada por el gobierno federal con alto grado de
discrecionalidad.
El sistema público de salud requiere soluciones planificadas,
transparentes y evaluables para garantizar la seguridad sanitaria y la
atención oportuna de los mexicanos. Esta lección de la epidemia no se
refleja en el presupuesto. Como se presentó, contribuye al prolongado
deterioro de nuestras instituciones públicas. El discurso oficial sobre el
avance hacia la cobertura universal es sólo eso, no hechos.
jueves, 5 de noviembre de 2009
Influenza A/H1NI, una lección no aprendida
Publicado por
RadioAMLO
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