Camaradas:
Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
CONGRESO SOCIAL HACIA UN NUEVO CONSTITUYENTE 
CONVOCATORIA
Mexicanas y mexicanos,
La historia de nuestra patria, ha sido la lucha permanente entre las clases poseedoras y las
clases  desposeídas;  entre  las  fuerzas  retrogradas  y  las  fuerzas  progresistas;  entre  los
explotadores  y  los  explotados;  los  colonialistas  y  el  pueblo,  entre  el  imperialismo  y  la
nación mexicana. Esa lucha, en ocasiones se ha expresado de forma civil y pacífica y en muchas
otras,  de  manera  armada  y  cruenta;  ello  se  ha  derivado  de  la  respuesta  de  las  fuerzas  en  el poder,  nunca  de  los  gobernados.  Esas  son  las  lecciones  de  la  historia  y  en  los  tiempos  que corren, habrán de corroborarse.
En ese marco, en este 2010 se conmemoran 200 años de la Guerra de Independencia y
100  de  la  Revolución  Mexicana.  Nada  queda  por  celebrar,  y  menos  desde  la  hipocresía  del gobierno federal, que usurpan hoy los herederos del colonialismo y del porfirismo.
La Independencia, que costó tanta sangre de mexicanos (sobre todo y como siempre, de
los  más  desposeídos),  ha  dado  paso  a  una  nueva  gran  dependencia  nacional  respecto  de  las potencias  extranjeras,  al  saqueo  de  nuestros  recursos  naturales  y  la  explotación  de  nuestra fuerza  de  trabajo  en  beneficio  de  las  grandes  corporaciones  trasnacionales  y  la  banca internacional,  especialmente  durante  los  últimos  28  años  de  gobiernos  neoliberales  y  de derecha.  La  privatización  desmedida  tiene  como  blancos  ahora,  lo  poco  que  nos  queda  a  los mexicanos:  la  electricidad,  el  petróleo,  la  tierra,  el  agua,  la  educación  pública,  el  patrimonio cultural, la seguridad social; el ataque brutal al Sindicato Mexicano de Electricistas tiene como trasfondo esa intención privatizadora y desnacionalizadora.
Los objetivos de justicia social, plasmados en el Programa del Partido Liberal de Ricardo
Flores  Magón  y  en  el  Plan  de  Ayala  de  Emiliano  Zapata,  por  los  que  más  de  dos  millones  de mexicanos (otra vez de los de abajo, principalmente) dieron su vida en la Revolución Mexicana, se han ido cancelando. El Pacto Social de 1917 que dio origen a nuestra Constitución  Política, está  prácticamente  destrozado,  y  ahora    padecemos  un  modelo  económico  y  un  régimen político,  que retoman los aspectos más oprobiosos y crueles del porfiriato.
Los  derechos  laborales  que  se  alcanzaron  con  la  Revolución  se  ven  constantemente
nulificados,  y  los  trabajadores  vivimos  cada  vez  más  como  a  fines  del  siglo  Diecinueve.  La
libertad de organización de los trabajadores se ve anulada por el despotismo gubernamental, e
incluso criminalizada, como en el caso de los electricistas y los mineros; significativamente, hoy
como hace cien años, la huelga de Cananea y la resistencia de los mineros  prefiguran a lo que
puede llevar el hartazgo social, al país.
El campo mexicano, que ofreció los principales sacrificios para la Revolución, es hoy un
escenario  de  ruina  y  desastre,  víctima  de  la  apertura  comercial  indiscriminada,  de  nuevos
terratenientes, de los cultivos transgénicos propiedad de las trasnacionales, de la migración a la
que se ven forzados millones de campesinos, sin recursos y sin esperanza, peor que hace cien
años.
El  medio  ambiente  es  otra  veta  que  la  voracidad  capitalista  está  arremetiendo  a  su
furioso embate; reconquistando inmensas extensiones de nuestro territorio para sus desarrollos
habitacionales, turísticos, comerciales e industriales; apropiándose del agua, de la biodiversidad
y  desarrollando  impunemente  la  minería  a  cielo  abierto.  Nuestro  Patrimonio  Territorial,  está siendo   sometido   como   nunca   a   la   especulación   y   el   atraco   indiscriminado,   siendo  las comunidades y pueblos las victimas de semejante atropello.  
La nueva crisis económica ha hecho esta realidad mucho más dramática, crisis que como
siempre  no  la  pagan  los  que  la  provocaron  sino  el  pueblo  trabajador  que  padece  ahora  más desempleo,  precarización  y  miseria.  Persistiendo  neciamente  en  su  política  económica,  el gobierno  despide  inconstitucional  e  ilegalmente  a  miles  de  trabajadores  como  a  los  de  Luz  y Fuerza del Centro, decreta más impuestos y un “aumento” al salario mínimo de dos pesos, que es un insulto a los trabajadores.
Para sostener este orden oprobioso contra el pueblo; para mantener al país en manos de
unos  cuantos  multimillonarios  oligarcas,  de  grandes  terratenientes  y  agroindustriales,  de  la
banca  y  las  corporaciones  trasnacionales,  se  ha  venido  imponiendo  a  la  República  una  nueva tiranía tan cruel, corrupta y déspota como a la que derrocó la Revolución Mexicana. Surgido del fraude  electoral,  el  régimen  de  la  derecha  neoliberal  que  padecemos,  pasa  cada  vez  más  por encima de la Legalidad Constitucional, violenta las garantías individuales, vulnera los derechos humanos y las libertades democráticas, se impone a sangre y fuego militarizando al país con el pretexto de la guerra al narcotráfico y avanza en la consolidación de un estado policiaco, que no combate sino que fomenta la inseguridad, que agrede a la sociedad.
Hoy día,  a lo largo y ancho de la geografía nacional corre el descontento, y por ello, se
hace  tan  urgente  la  organización  y  unidad  del  pueblo  en  reclamo  de  un  cambio  drástico  de rumbo para la nación, del modelo económico y del régimen político; llegó la hora de detener el
curso  destructivo  impuesto  por  la  derecha  neoliberal  que  mal  gobierna  al  país.  Esta  sería  la mejor  manera  de  hacer  una  conmemoración  popular  independiente  de  los  Centenarios  de  la Independencia  y  la  Revolución,  honrando  verdaderamente  a  quienes  dieron  su  vida  por  un mejor futuro para México. 
Es por ello que, en el marco del PLAN DE LOS INSURGENTES acordado por la Asamblea
Nacional  de  la  Resistencia  Popular,  estamos  convocando  con  urgencia  a  la  realización  de  un Congreso Social que avance hacia un nuevo Constituyente, como un instrumento representativo de todas las clases y capas sociales desfavorecidas de la población, que aborde la resolución de los temas más ingentes para la nación.
La  concreción  de  ese  Nuevo  Constituyente,  deberá  ser  el  punto  de  llegada  de  un
profundo y extenso proceso de organización y movilización, en y desde la base de la sociedad
mexicana, al mismo tiempo que expresa nuestra determinación política para entrar de lleno, en
la disputa por la Nación. Ese Constituyente deberá ser la más amplia y genuina representación
social  y  política,  que  se  haya  dado  el  pueblo  de  México  desde  la  Revolución  de  1910.  Un
Constituyente  que  incluya  e  incorpore  a  todos  los  movimientos  sociales  y  a  los  diversos
procesos  de  auto  organización  que  se  han  construido  en  los  años  recientes,  además  del
conjunto de las fuerzas políticas opuestas al neoliberalismo y al capitalismo.
Por todo ello, 
 A   los   trabajadores,   campesinos,   indígenas,   estudiantes,   profesionistas,
intelectuales, artistas, amas de casa, desempleados, comerciantes, pequeños
empresarios,  colonos,  mujeres,  jóvenes  y  ancianos,  jubilados,  pensionados,
despedidos, migrantes, ciudadanos y ciudadanas de este país;
  A las organizaciones y comunidades nacionales, estatales, regionales y locales,
sociales y civiles, en las que se agrupa nuestro pueblo;
 A  los  movimientos,  frentes,  redes,  campañas  y  espacios  de  convergencia:
nacionales,  estatales,  regionales  y  locales,  sociales  y  civiles,  y  a  las  fuerzas
políticas afines a un verdadero cambio a favor del pueblo; 
 A la sociedad civil toda, 
A organizarse y participar activamente en el 
 Los  días  5  y  6  de  febrero  en  la  ciudad  de  Querétaro  y  el  7  en  la  ciudad  de
México.
Inicio de los trabajos del Congreso Social hacia el Nuevo Constituyente
Con  este  acto  unitario  damos  inicio  a  la  conmemoración,  desde  una
perspectiva popular, del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la
Revolución, e iniciamos los trabajos que habrán de desembocar en los próximos
meses  en  un  Nuevo  Constituyente.    Es  fundamental  hacer  el  balance  de  la
vigencia de nuestra Constitución después de casi un siglo de su promulgación. 
El acto inaugural se realizará en el histórico Cerro de las Campanas el día 5
de febrero a las 11 horas. Posteriormente se instalarán cinco mesas de trabajo y
se realizará un encuentro nacional de estudiantes, que se desarrollarán los días
5 y 6; y el día 7 en la ciudad de México, lectura y aprobación de los resolutivos
de las mesas de trabajo, del encuentro estudiantil y pronunciamiento político. 
Los temas de las mesas de trabajo son:
1)  Proyecto(s) de Nación (dividido en los siguientes subtemas: recuperación
de la soberanía y descolonización; modelo económico alternativo; justicia
y  derechos  sociales;  recursos  estratégicos  y  medio  ambiente;  cultura;
democracia, derechos humanos y seguridad). 
2)  Ruta Popular de los Centenarios.
3)  Revocación de Mandato de Felipe Calderón Hinojosa.
4)  Bases y ruta del Congreso Social hacia un Nuevo Constituyente.
5)  Plan de acción.
Ciudad de México,  a  20 de enero de 2010
Movimiento Nacional para la Unidad Progresista, Democrática y de Izquierda
Comisión Organizadora del Comité Civil Nacional para la Revocación del Mandato
Diálogo Nacional (DN)
Asamblea Nacional de la Resistencia Popular. (ANRP) 
Servicios y Asesoría por la Paz, AC  (SERAPAZ)
Grupo Paz con Democracia
Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa de La Parota (CECOP)
Alianza Mexicana Por la Autodeterminación de Los Pueblos (AMAP)
 
 
 
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