martes, 19 de enero de 2010

Cuidado con la reforma laboral

Luis Arriaga Valenzuela

La integración económica —una faceta de las diversas globalizaciones— ha beneficiado a algunas personas, sin embargo ha perjudicado a las mayorías. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que a pesar del fuerte crecimiento económico, ha aumentado radicalmente la desigualdad en el ingreso para la mayor parte de las regiones del mundo y pronostica que ésta aumentará en el contexto de la crisis financiera actual. Considerando que una gran parte de esta desigualdad se genera en los ingresos obtenidos por los trabajadores, el organismo concluye que gran parte de los costos de la crisis actual serán absorbidos por los millones de trabajadores que han gozado muy poco del crecimiento económico de los años pasados.

La desigualdad preocupa por diversas razones. Mientras para los más pobres es un asunto de sobrevivencia, para quienes se benefician de ella es motivo de preocupación por la inestabilidad social a que da lugar. A fin de evitar movimientos que pongan en riesgo los intereses de los grandes beneficiarios de la integración económica, se han planteado pautas de estabilidad y prosperidad. En este contexto, se sitúa el proyecto de reforma a la Ley Federal del Trabajo del Ejecutivo mexicano a través de la Secretaría del Trabajo.

Analistas han criticado la propuesta, pues contiene aspectos regresivos contra conquistas de los trabajadores y supone una definición de trabajo acorde con conceptos de orden económico, en detrimento de las libertades y la dignidad de los trabajadores: autoriza la subcontratación; otorga facilidades para el libre despido; establece la existencia de contratos temporales; lacera la estabilidad en el empleo; y hace imposible el ejercicio de la libertad sindical.
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