En las palabras que pronunció el pasado día 8 en la reunión anual con los embajadores y cónsules mexicanos acreditados en el exterior, el presidente Calderón dijo dos cosas que llamaron mi atención: la primera fue que no se valía hablar mal de México y la segunda fue que instruía a nuestros diplomáticos a hablar bien de México.
La primera es interesante porque para el presidente criticar al gobierno y a sus funcionarios por lo que hacen, por lo que dejan de hacer o por cómo lo hacen es lo mismo que hablar mal de México. Ésta es una percepción que parte de dos supuestos falsos: uno es que la crítica es lo mismo que hablar mal, otro es que si hablan mal de mi gobierno, están hablando mal del país, algo así como que “el país soy yo” |