Siempre he dicho que no fue una tragedia sino un crimen de la negligencia y la corrupción.
El inimaginable sufrimiento de los 49 niños muertos y las secuelas de dolor interminable de sus padres y los otros 65 pequeños lesionados, marcados para siempre, representan una gran desvergüenza colectiva. Una afrenta para la nación. Y el más ignominioso capítulo en la historia de este país. Nada ha sido tan horrendo como eso. |