Rodrigo Vera
MÉXICO, D.F., 7 de marzo (Proceso).- Ha sido, el suyo, un gobierno que a la menor provocación, y aun sin ella, atenta contra el laicismo que da sentido al Estado mexicano. Los embates de la administración calderonista, como en su momento los del foxismo, han sido tales que el Congreso acaba de reformar el artículo 40 de la Constitución para reafirmar esa orientación laica. Pero esto no ha bastado y Felipe Calderón sigue actuando como un “presidente cristero”.
Para mayor gloria de Dios, el gobierno de Felipe Calderón está subordinándose a los intereses de la jerarquía católica, al grado de que ya se convirtió en un gobierno de tinte confesional y neocristero que –por encima de la Constitución– está socavando al Estado laico mexicano.
Junto con el Ejército, que actualmente goza de grandes prebendas y es movilizado a nivel nacional, la Iglesia es la otra institución que sirve de pilar al gobierno federal. Sin embargo, el “peligroso binomio” clero-Ejército ha desencadenado una escalada de violaciones a los derechos humanos y a las libertades individuales
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Para mayor gloria de Dios, el gobierno de Felipe Calderón está subordinándose a los intereses de la jerarquía católica, al grado de que ya se convirtió en un gobierno de tinte confesional y neocristero que –por encima de la Constitución– está socavando al Estado laico mexicano.
Junto con el Ejército, que actualmente goza de grandes prebendas y es movilizado a nivel nacional, la Iglesia es la otra institución que sirve de pilar al gobierno federal. Sin embargo, el “peligroso binomio” clero-Ejército ha desencadenado una escalada de violaciones a los derechos humanos y a las libertades individuales