MÉXICO, D.F., 6 de julio.- El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha perdido no solamente su candidato a la gubernatura de Tamaulipas, sino también la calma. El soberbio, rijoso y desmedido discurso de Beatriz Paredes el martes pasado desenmascaró al viejo partido de Estado como una agrupación que todavía no ha aprendido a convivir en un contexto democrático.
Sin reconocer su propia derrota en la lucha contra el crimen organizado en los estados donde gobierna, el PRI prefiere echar la culpa a sus adversarios políticos. Sin aceptar con humildad que ya no tiene el control unilateral de la política nacional, el partido se lanza enardecido en contra de los “traidores” que no rindan pleitesía a su poder.
El PRI se apresta a exigir al gobierno federal el esclarecimiento del crimen en Tamaulipas, pero olvida que es la Procuraduría de Justicia de ese mismo estado la que está a cargo de las investigaciones. El PRI señala al PAN como el responsable del fracaso de la “guerra” contra el narcotráfico, cuando Tamaulipas, uno de los bastiones más fuertes del priismo, se ha convertido en uno de los casos más emblemáticos de este fracaso. El Revolucionario Institucional siempre ha dominado la política en la entidad y jamás ha recibido menos de 50% de la votación.
De manera vergonzosa, los dirigentes del PRI han insistido en vincular el asesinato de Rodolfo Torre con la supuesta “guerra sucia” en contra de los “impolutos” gobernadores de Veracruz, Oaxaca y Puebla. En una entrevista radiofónica con José Cárdenas el mismo día del crimen, Emilio Gamboa declaró que “el clima de crispación que hicieron los de la oposición” al difundir las grabaciones de los gobernadores “está haciendo que pasen, como pasó hoy, consecuencias gravísimas para la política y la democracia en el país”.
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Sin reconocer su propia derrota en la lucha contra el crimen organizado en los estados donde gobierna, el PRI prefiere echar la culpa a sus adversarios políticos. Sin aceptar con humildad que ya no tiene el control unilateral de la política nacional, el partido se lanza enardecido en contra de los “traidores” que no rindan pleitesía a su poder.
El PRI se apresta a exigir al gobierno federal el esclarecimiento del crimen en Tamaulipas, pero olvida que es la Procuraduría de Justicia de ese mismo estado la que está a cargo de las investigaciones. El PRI señala al PAN como el responsable del fracaso de la “guerra” contra el narcotráfico, cuando Tamaulipas, uno de los bastiones más fuertes del priismo, se ha convertido en uno de los casos más emblemáticos de este fracaso. El Revolucionario Institucional siempre ha dominado la política en la entidad y jamás ha recibido menos de 50% de la votación.
De manera vergonzosa, los dirigentes del PRI han insistido en vincular el asesinato de Rodolfo Torre con la supuesta “guerra sucia” en contra de los “impolutos” gobernadores de Veracruz, Oaxaca y Puebla. En una entrevista radiofónica con José Cárdenas el mismo día del crimen, Emilio Gamboa declaró que “el clima de crispación que hicieron los de la oposición” al difundir las grabaciones de los gobernadores “está haciendo que pasen, como pasó hoy, consecuencias gravísimas para la política y la democracia en el país”.